POLÍTICA AGROPECUARIA | COYUNTURA
NECESITAMOS ESTADISTAS
Las inundaciones en el noreste argentino vuelven a poner al desnudo la diferencia entre pensar el país para las futuras generaciones o vivir sólo para las próximas elecciones. Por SUSANA MERLO ESPECIAL PARA CHACRA | contenidos@revistachacra.com.ar
C
omo ocurre periódicamente, las inundaciones y los excesos hídricos con su secuela de pérdidas humanas irreparables, y cuantiosos daños comerciales, vuelven a poner sobre el tapete el recurrente problema de si es posible hacer algo al respecto o simplemente hay que dejar que pase, que el agua baje, que algunos se recuperen finalmente y otros varios pierdan lo poco o mucho que tenían. Un dilema, sin duda, que países con muchos menos recursos solucionaron rápidamente, como Holanda, que con su cota debajo del nivel del mar hubiera desaparecido de no hacerlo. Hoy está entre las tres principales naciones exportadoras de alimentos del planeta.
22 | REVISTA CHACRA
El asunto es que, para la mayoría de los gobiernos, los recursos son siempre escasos y las obras nunca van mucho más allá de lo que dura su mandato (¡no vaya a ser cosa de que la inaugure el siguiente!), y por eso son las sociedades las que exigen/presionan para que se hagan. La excepción, obvia, son los estadistas, los grandes hombres con visión estratégica de sus países.
¿Nadie se pregunta, por ejemplo, por qué los terraplenes de los ferrocarriles que construyeron los ingleses nunca quedaron tapados por las aguas hasta el día de hoy, ni siquiera en las peores inundaciones? Se podrían dar miles de ejemplos, demostrativos de “pensar el país para las próximas generaciones” o mirar solo “las próximas elecciones”.
Pero volviendo al plano local, es cierto que no se puede manejar totalmente la naturaleza, pero no es menos verdadero que se hizo mucha infraestructura equivocada, sin las consideraciones técnicas adecuadas y sin pensarla siquiera para el mediano plazo, por lo que mucho de esto quedó chico desde el vamos.
Inexplicable Una cuenta simple muestra que, haciendo números muy groseros, en una década hay por lo menos dos grandes inundaciones en las principales zonas productivas del país con pérdidas que rondan, al menos, los 10 millones de toneladas. Con las cotizaciones pro-