EL LEGADO POETICO DE JOSÉ EMILIO PACHECO EN IBEROAMÉRICA
José Emilio Pacheco Juan Gustavo Cobo Borda, en su biblioteca, consulta las obras de José Emilio Pacheco, 2017. Foto: Charol Gualteros, Biblioteca J.G. Cobo Borda.
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n POR JUAN GUSTAVO COBO BORDA
I Uno de los pocos motivos que aún conservo para mantener la fe y la confianza es dialogar cada cierto tiempo, y sólo cada cierto tiempo, en cualquier lugar del mundo, y desde hace cuarenta años, con José Emilio Pacheco. Son tan trágicos sus diagnósticos, tan apocalípticas sus reflexiones y tan amargas las noticias que trae, que de allí salgo eufórico y fortalecido. No es posible que nuestros países respectivos, México y Colombia, hayan caído tan bajo, en la sucia espiral de la droga. Sí, sí, sí, me confirma impertérrito José Emilio. No resulta concebible que amigos comunes se traicionen de forma tan baja, con tales puñaladas por la espalda. ¿No te parece que Bioy Casares, en su Diario, humilla y degrada a Borges? ¿O Ángel Rama, también en su Diario, trate tan mal a Uslar Pietri? ¿Y qué me dices de las infamias de Francisco Cervantes contra Álvaro Mutis, en sus recientes
memorias, él que siempre lo apoyó y patrocinó? Así comienzan interminables y gratísimas horas, donde gracias a su insobornable atención a la actualidad, fechada y documentada, y a una memoria feliz en la cita y la referencia, vamos recobrando la tranquila alegría de sentirnos los últimos náufragos sobrevivientes de una isla llamada literatura. Porque, en definitiva, lo que cuenta es su reciente versión del Cantar de los cantares (2009) o su nueva recopilación de poemas Como la lluvia (2009). José Emilio Pacheco (1939) ha mantenido, durante setenta años, una fidelidad sin grietas a la vida literaria; a la insobornable vocación de escritor, en todos los géneros. El cuento y la novela, el poema y el ensayo, la traducción o la adaptación, para el cine (Arturo Ripstein) y el teatro, de obras válidas (Miguel de Cervantes). Se me vienen a la mente, entre muchos más ejemplos,