Investigación Claudia Marcela Mejía R.*
LA RESISTENCIA ANTIMICROBIANA, UNA PANDEMIA
DETRÁS DE LA PANDEMIA
La resistencia antimicrobiana es un asunto de salud pública sin resolverse. Además, no es un problema menor. El profesor e investigador javeriano Germán Esparza plantea escenarios críticos y algunas estrategias para enfrentar esta pandemia silenciosa.
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a resistencia antimicrobiana viene de años atrás y se ha fortalecido con la aparición y atención de la pandemia por el SARS-CoV-2. ¿Por qué? Sencillo: “Esta pandemia ha debilitado los sistemas de salud y los programas de uso prudente de antibióticos, entre otros críticos efectos a multinivel”, así lo argumenta Germán Esparza, microbiólogo y profesor de bacteriología médica y antimicrobianos de la Pontificia Universidad Javeriana. “Es una pandemia de otra pandemia, porque viene detrás”, asegura Esparza, quien explica que por Por sus el desconocimiento sobre el covid-19 y mecanismos de la situación crítica de mortalidad en esta supervivencia, pandemia se dio un uso desproporcional las bacterias y descontrolado de antibióticos, lo que se encuentran en últimas ambientó el camino para la en ambientes generación de resistencia a la actividad de naturales como en estos medicamentos sobre las bacterias. el agua, el suelo, Uno de los riesgos en este escenario es el cuerpo humano la dificultad para controlar la situación, o en un animal. ya que la sociedad está lejos de tener vacunas que ayuden a generar defensas contra ciertas bacterias relevantes a nivel hospitalario. La alternativa que plantean los expertos se orienta a la mitigación, control y disminución de esa resistencia.
Más resistencia a los antibióticos en los últimos años La razón principal por la que se aumentó la resistencia a los antibióticos fue su uso exagerado e innecesario en pacientes que no lo requerían, sobre todo al inicio de la pandemia: “el 2020 fue un desastre”, sentencia el profesor quien además es consultor para estos temas en la Organización Panamericana de la Salud - OPS. Fue un año en que “los médicos tenían miedo, porque los pacientes llegaban severamente enfermos y no tenían muchas veces la capacidad de decir si era infección bacteriana, viral o mixta, y terminaban administrando antibióticos de amplio espectro o alta potencia por periodos prolongados”, complementa Esparza.
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h oy e n l a jav e r ia n a | e ne ro- fe b re ro 2022
Foto: ShutterStock
Los antibióticos de alta potencia más usados en ese periodo, y que requieren un uso regulado, fueron los carbapenémicos, cefalosporinas, aminoglicósidos y quinolonas, entre otros. Sin duda, medicamentos que tienen como propósito eliminar bacterias de muchos tipos. Sin embargo, se formularon de manera exagerada –y eso aún se ve–, dejando como consecuencia “una presión selectiva de bacterias resistentes”, es decir, si no mata la bacteria, la selecciona, pierde su efecto y podría complicarse la infección. Otro factor que ha impactado en el marco de la pandemia ha sido el traslado de pacientes entre hospitales y regiones, ya que las bacterias y su forma de control en un hospital son diferentes a las de otros, y cuando circulan entre instituciones, se fortalecen sus mecanismos de resistecia. “Es la venganza de las bacterias”, bromea Germán Esparza para explicar que este momento es cuando han cobrado más fuerza, han sido más agresivas y la pandemia del covid-19 ha servido para impulsar ese impacto negativo. “Tuvimos una era dorada de los antibióticos cuando todas las bacterias eran sensibles, funcionaban frente a las infecciones sin problema, pero esa era terminó. Estamos ahora en la era ‘post- antibiótica’ y como las bacterias son oportunistas van a causar infecciones y será muy difícil tratarlas, ya que han desarrollado mecanismos supremamente sofisticados como generar resistencia no solo a una familia de antibióticos, sino a todas las familias y con mecanismos superpuestos”, sentencia el profesor.