EL DERECHO AL CUIDADO Y TIEMPO PROPIO
Una reforma histórica, estrechamente vinculada a los derechos fundamentales, al derecho a la igualdad, es sin duda la que garantiza el derecho al cuidado digno y al tiempo propio, con prioridad a personas con enfermedad, discapacidad, niñas, niños y adultos mayores en condiciones de extrema pobreza, y a quienes los cuiden sin remuneración alguna.
POR Aleida Alavez Ruiz
Diputada de Morena
LA LXIV Legislatura aprobó por unanimidad la reforma constitucional que reconoce el derecho al cuidado digno y un sistema nacional de cuidados que compromete al Estado a garantizar la corresponsabilidad de hombres y mujeres, familias, comunidad y mercado en la tarea de cuidados a terceros. Es decir, el cuidado a terceros no será más sólo una actividad de las mujeres.
El 18 de noviembre de 2020 será un día que quedará en los anales de la historia, porque marca el inicio de la construcción de un Sistema Nacional de Cuidados que abre un abanico de posibilidades para quien es cuidado y para el cuidador. Es un logro largamente acariciado por legisladoras y legisladores de todos los partidos políticos y de organizaciones de la sociedad civil que trabajamos juntos, de común acuerdo, para arribar a esta reforma a los artículos 4º y 73 constitucionales. Es importante aclarar que las propuestas de las organizaciones de la sociedad civil fueron incorporadas en el dictamen; entre ellas las de los padres de la Guardería ABC para que los niños reciban atención integral; es decir, satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento, así como a los servicios para la atención, cuidado y desarrollo. Con reformas como ésta, avanzamos en la construcción de una nueva y mejor sociedad; estamos derrumbando las viejas estructuras, y lo estamos haciendo bien; en algunos casos como éste, con el apoyo de los partidos de oposición. Es necesario conocer que la provisión de cuidados en México es insuficiente, de baja calidad y no tiene una accesibilidad amplia, además de que recae desproporcionada e injustamente en mujeres Este problema se debe a la ausencia de una normatividad integral en materia de cuidados, de políticas públicas y de infraestructura, así como a la falta de una cultura de no discriminación y de un balance de distribución del trabajo no remunerado. Y todo lo anterior afecta y limita la autonomía de las personas que reciben cuidados y de las que los proveen. El tema de los cuidados es complejo, por lo que ninguna institución o programa alcanzaría para resolverlo por separado. No basta con que coexistan los componentes de educación, salud, trabajo o asistencia social de una política de cuidados; se necesita una articulación en torno de objetivos comunes a partir de la coordinación interinstitucional.