Educación técnica y media superior, el caso del Estado de México Luis Alfonso Chávez García Centro de Bachillerato Tecnológico No. 4 Tecámac, Estado de México
Los principios del bachillerato en México se remontan al siglo XIX, con la fundación de la Escuela Nacional Preparatoria, instituida en 1867, a cargo del profesor Gabino Barreda. Dicha institución, al igual que la educación superior, fue asunto de unos cuantos que habitaban básicamente en las ciudades, especialmente en Ciudad de México. Es hasta bien entrado el siglo XX cuando el bachillerato al igual que la educación superior amplían de manera considerable su matrícula, por ejemplo, con la fundación del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en 1937, y la apertura de sus vocacionales; por su parte, la Universidad Nacional Autónoma de México realizó cambios significativos respecto a la educación media superior: “en sus programas se prioriz[ó] la formación científica, se aument[ó] un año a este nivel educativo (de dos a tres años) y se ubic[ó] a los estudios de preparatoria como un ciclo propedéutico esencialmente” (Neyra, 2010, p. 67). Asimismo, la educación técnica1 se funda a lo largo del siglo XIX —básicamente en Ciudad de México— con el triunfo del liberalismo y progresivamente con el predominio de las ideas positivistas, intrínsecamente en un marco de diferentes instituciones de enseñanza técnica. Ejemplos de ello son la Escuela de Agricultura, en 1843; la Escuela de Comercio y Administración, en 1845 —más tarde, a principios del siglo XX esta institución se convertiría en la Escuela Superior de Comercio y Administración (ESCA) al implementarle un nuevo plan de estudios que básicamente ampliaba el número de carreras que se podían cursar en la institución—,2 y la Escuela Nacional de Artes y Oficios, fundada en 1856, y que en 1916 se trasformó en Escuela Práctica de Ingenieros Mecánicos y Electricistas (EPIME) y más tarde en Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME), ya como parte del IPN. 1
Entiéndase en el sentido contemporáneo del término, ya que los oficios y otros sa beres tienen una larga historia en todas las épocas.
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Donde se impartían los siguientes oficios: taquigrafía, tenedor de libros, contador público y carrera consular (Mendoza Ávila, 1980).
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Magisterio | abril-junio 2020
Para la década de 1920, con la fundación de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Departamento de Enseñanza Técnica Industrial y Comercial, se fundó otro considerable número de escuelas técnicas, o bien, se replanteó el carácter de las ya existentes, como la Escuela Técnica de Maestros Constructores, en 1922; el Instituto Técnico Industrial, en 1923, y las Escuelas Centrales Agrícolas y la Escuela de Industrias Textiles (Mendoza, 1980, pp. 10-20). Ya en los años treinta se propuso estructurar la educación técnica, aunque estaba dirigida —en su mayoría— por el Departamento de Enseñanza Técnica Industrial y Comercial, pues no había una organización total. Así fue como surgió el IPN que, en sustancia, estaba formado por las antiguas instituciones técnicas como la ESIME, la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA), la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía (ENMH), la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB), la ESCA y el Instituto Técnico Industrial (ITI), así como por sus seis prevocacionales, sus cuatro vocacionales ubicadas en Ciudad de México y 11 planteles más ubicados en el resto de la república mexicana (Mendoza, 1980, pp. 35-36). De esta forma, la educación técnica dio un giro a la profesionalización y a su planificación organizacional, por lo menos con esta institución, la más relevante del país en ese momento. Desde un principio, la creación de las vocacionales mostró una aplicación lucrativa inmediata de los conocimientos adquiridos,3 es decir, una preparación rápida en diferentes áreas de trabajo para la pronta inserción en la vida laboral;
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Basado en los testimonios de Luis Enrique Erro, fundador del IPN (el autor no cita algún documento o bibliografía en particular) (Mendoza, 1980).