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Jaume Viladoms Nadie mejor que un experto en tauaje japonés para encargarse de la portada de este especial. Y si además es un viejo amigo de la revista, pues mejor que mejor. Nosotros ya te conocemos hace tiempo, pero para quienes no sepan quién eres... ¿Podrías resumir brevemente tu trayectoria? La primera vez que tuve una máquina de tatuar en mis manos fue en abril de 2009, antes de la era Instagram. Seguían siendo épocas duras para aprender a tatuar, no había ni una fracción de la información que hay ahora y en ningún estudio me aceptaron como aprendiz. Estuve dos años haciendo averías en casa a buenos amigos hasta emepzar a tatuar en The Irons (Terrassa) a quienes siempre agradeceré la oportunidad. En 2014 vine a Tai Tattoo de la mano de Carlos Free y allí fue dónde empecé a centrarme en el tatuaje japonés, aprendí mucho gracias a mis compañeros e hice buenos amigos, fue una buena época dónde crecí como tatuador y como persona y le doy gracias a la vida por ello. Desde 2018 estoy con mi amigo Mikel Edorta en Aizkora Tattoo en Navarrería, de quien estoy muy orgulloso y agradecido. La del tatuador es una profesión nómada. ¿Por dónde te estás moviendo? Sí, por suerte o por desgracia, es así. A mí no me desagrada ya que me da la oportunidad de aprender de diferentes personas y de conseguir mejores clientes. Ahora principalmente estoy entre mi estudio privado en mi pueblo cerca de Barcelona y Aizkora Tattoo en Pamplona. En cuanto la pandemia lo permita quiero empezar lo que intenté hace un año, que es moverme por ciudades europeas. ¿Por qué te motiva tanto el tatuaje japonés? El japonés para mí es el mas impresionante a nivel visual, ya que está adaptado para que todo el cuerpo sea un solo tatu, además de que se necesita mucho esfuerzo y trabajo para estudiar todos sus símbolos, diseños, la composición del fondo y la técnica para lograr grandes superficies sólidas de
color, negro o grises suaves y uniformes. También es muy interesante y difícil de lograr. A parte de que es un estilo donde prima la longevidad del tatu en la piel y lo que se le ofrece al cliente me parece muy honesto. ¿Qué otros estilos te gustan? ¿Y alguno que no? Me gusta también el clásico, americano y europeo, el tribal bien entendido me flipa y en el ornamental hay también mucha gente que está haciendo cosas brutales. No hay estilos que no me gusten, lo que no me gusta es que el tatuaje no tenga un buen envejecer. Con ese hándicap hay muchos estilos: acuarelas, microscópicos, micro realismo, realismo mal ejecutado, ignorant y demás. ¿Cuáles son tus referentes dentro del cómic y la ilustración? Nunca he sido muy de cómics, pero el ultimo que leí fue “El Tesoro de Lucio” y me pareció muy guay. En cuanto a ilustradores, ahora mismo estoy muy flipado con Brecht Vandenbroucke, echadle un ojo. Ah, y todos los maestros de Ukiyo-e del siglo XIX: Kuniyoshi, Kunisada, Hiroshige, Yoshitoshi... Son mis grandes referentes ya que de allí proviene todo el tatuaje japonés. ¿Qué es lo que más te ha sorprendido después de tantos años tatuando? Pues no sé decirte, quizás el boom que ha tenido en estos últimos años y la aceptación social que está logrando. De pequeño me fascinaba el tatuaje porque era underground y misterioso y, gracias la aceptación que tiene hoy, nos permite abarcar a mucha mas gente y hacer trabajos muy interesantes con más facilidad. A la vez, creo que se ha vuelto algo mucho mas frívolo, carne de influencers y un producto más de consumo estético. ¿Qué es lo más raro que te ha tocado tatuar? No sé… cada tatuaje es diferente y especial para cada cliente, nunca entro a juzgar lo que es, mientras de esa idea se pueda sacar un tatu decente. Menos cosas fascistas o del estilo, que no hago. Por nombrar una idea un poco extraña que me viene a la cabeza, un Jesucristo con un cambio de marchas. ¡Pero quedó algo bien vacilón!
