destinos Por: Luis Maldonado-Robles Fotografía: Ministerio de Turismo
EL ENCANTO INAGOTABLE DE GALÁPAGOS
PRIMER PATRIMONIO NATURAL DE LA HUMANIDAD
El cálido sol Ecuatorial pinta de colores el cielo, el mar y la isla que tenemos enfrente: hemos arribado a la Isla Española, la más meridional de todo el Archipiélago. Es todavía temprano en la mañana y nos invade esa inigualable sensación de estar en un lugar verdaderamente único y excepcional en todo el planeta. Luego de un suculento desayuno, desembarcamos en un pequeño bote a motor. Aunque el mar está calmo, una rompiente de grandes rocas que está apenas bajo la superficie del mar, en el extremo más occidental de la isla, genera un “tumbo” de grandes olas que nuestro “panguero” (el tripulante que maneja el bote o “panga”), sortea con gran habilidad. Mientras nos adentramos en una pequeña caleta
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flanqueada por arenas coralinas de color blanco y cúmulos de negrísimas rocas volcánicas, ya tenemos la primera gran emoción: varios leones marinos surfean las grandes olas como torpedos balísticos haciendo gala de su habilidad innata como criaturas marinas y nos presentan un espectáculo sin igual. Estamos en Punta Suárez, uno de los dos únicos sitios habilitados por el Parque Nacional para visitas turísticas en esta isla. Llegamos a una pequeña playa de arenas blancas en la que tenemos que realizar con destreza nuestro “desembarco mojado”, esto es directo del bote o panga a la playa, con el agua hasta los tobillos y llevando en mano nuestro calzado y las toallas que nos han proporcionado desde la embar-