La raja
Luciana Cadahia @lucianacadahia
Tiremos del hilo
Q
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uienes nos dedicamos a pensar sobre los diferenaún, ahí estaría la fortaleza del ethos neoliberal: sustraer tes callejones sin salida a los que nos ha conducido de la escena los resortes ideológicos (o sentimentales) que el neoliberalismo solemos ser objeto de burla de muchos lo sostienen. Es decir, las conexiones sensibles que determi«cientistas sociales», quienes rechazan el uso de ese terminan un tipo muy particular de vínculo entre las palabras y no por considerarlo vago, impreciso y abstracto. Para poder las cosas. elaborar esta afirmación se ubican en el punto de vista de Y, entre estos resortes, cabe resaltar uno que se ha exla evidencia empírica, es decir, de los datos que nos arrotendido como una evidencia antropológica: que la acción jaría la realidad al momento de tratar de entender algo del humana se organiza a través del auto-interés individual. mundo social. La discusión pareciera Esta creencia asume que cada individuo organizarse, entonces, entre quienes ¿No es acaso la identificación persigue e intensifica su interés privado construimos un muñeco de paja llamairreflexiva entre racionalidad y mediante una elección libre y racional. do neoliberalismo y quienes hacen el fines privados el secreto mejor Todos los individuos son agentes racionaesfuerzo por describir los hechos de la guardado de la fantasía neoli- les y ser un agente racional no sería otra realidad. Dicho de manera un poco cosa que actuar según el interés privado. simplificada, el debate teórico parecie- beral? ¿Qué clase de fines se De manera que si organizamos el mundo pueden perseguir cuando las ra organizarse entre verdad vs. ideolocomo para que cada uno pueda seguir racondiciones colectivas para ese cionalmente su interés privado viviremos gía. Si bien esta dicotomía ha calado muy profundo en los debates de la aca- propósito están clausuradas? en la mejor de las sociedades posibles. Y demia mundial, hoy asistimos a la de¿O qué clase de interés priva- de este egoísmo fundacional terminarán bacle de la supuesta neutralidad de la por surgir formas de la ética y la filantrodo pueden experimentar los evidencia. A modo de ironía, es como puesto que, a fin de cuentas, serán individuos cuando la mayoría pía, si la realidad del neoliberalismo hubieformas elevadas de perseguir los fines prira hecho trizas esta comprensión asép- de nuestra población usa fárvados. He ahí la fantasía fundacional del macos para surfear las depre- neoliberalismo, he ahí la evidencia de la tica del mundo. Porque lo no dicho de esta operación argumentativa es la siones crónicas que impiden el teoría de la elección racional naturalizada identificación irreflexiva que muchos entre nuestros cientistas sociales. La fe en ejercicio mismo del deseo? cientistas sociales establecen entre su este hallazgo funciona como una especie marco teórico y eso que llaman realidad. de versión renovada del pesimismo antropológico que muY esta ironía encuentra sus raíces, justamente, en la dichos creyeron leer en la concepción de la naturaleza humamensión ideológica que organiza este discurso de la evidenna planteada por Hobbes. Aunque la diferencia con Hobbes cia empírica. ¿Hasta qué punto no es deudor de la ideología es que él era completamente consciente de que nos estaba neoliberal que niega en el plano de los hechos? Porque si ofreciendo una mitología, es decir, un artefacto ficcional que hay algo curioso en nuestra época, marcada por el neolibeal funcionar en la fantasía podía tener la suficiente fuerza ralismo, es que practicamente ninguna corriente o escuela movilizadora como para generar efectos performativos en la de pensamiento se asume neoliberal. Pero esta ausencia de realidad. identificación explícita con el neoliberalismo no debe hacerAunque los partidarios de la elección racional ya no renos perder de vista sus profundas conexiones con él. Más cuerdan qué era eso de las operaciones retóricas y, mucho menos, el opaco y misterioso vínculo que une las cosas a las palabras, sí es posible desarmar el nudo sentimental que los organiza. Tiremos de este hilo, entonces. ¿No es acaso la identificación irreflexiva entre racionalidad y fines privados el secreto mejor guardado de la fantasía neoliberal? ¿Qué clase de fines se pueden perseguir cuando las condiciones colectivas para ese propósito están clausuradas? ¿O qué clase de interés privado pueden experimentar los individuos cuando la mayoría de nuestra población usa fármacos para surfear las depresiones crónicas que impiden el ejercicio mismo del deseo? Y, más aún: ¿qué tipo de