Desarrollando la Sabiduría que Realiza la Ausencia de Entidad Propia
los fenómenos mismos. Además, cuando pensamos en “mi casa”, nuestra mente distingue automáticamente entre “mi” y “otras” casas. Esta es una creencia falsa porque si buscamos “mí” y “otra” en las propias casas, en realidad no pueden ser descubiertos. Cuando la mente identifica las cosas como algo que no son, este estado de cognición se llama “confusión” o “ignorancia”. Creer que algo que no tiene un yo (es decir, que esta vacío) como si fuera un yo (es decir, que es sólido y real) es el estado de ignorancia. La naturaleza de la ignorancia es el engaño, una comprensión incorrecta. Tenemos apego a un yo en estado de engaño. Mientras haya apego a un yo, uno sostiene cuatro visiones incorrectas, visiones que erróneamente se consideran verdaderas.
C. LAS CUATRO VISIONES INCORRECTAS Hay cuatro visiones incorrectas que interfieren con la realización de la verdadera naturaleza de la realidad. La primera visión incorrecta es que si examinamos el cuerpo desde la parte superior de la cabeza hasta las plantas de los pies, no encontraremos una sustancia preciosa, sino solo sangre, carne y huesos, que son cosas impuras. El cuerpo está compuesto de sustancias impuras, pero debido a que lo identificamos con el yo, lo consideramos muy precioso, muy puro e inestimable. No vemos que está compuesto de sustancias impuras y por eso concluimos, “Ya que este cuerpo es mi propio yo, es de gran importancia.” Esa es la primera visión incorrecta, ver lo impuro como puro. Los sutras enumeran treinta y seis sustancias impuras que componen el cuerpo físico: piel, carne, bilis, mucosas y otras sustancias. No hay una sola cosa que sea de algún valor o que pueda ser llamada “preciosa” entre estos treinta y seis componentes. Pero debido a que identificamos el cuerpo con el yo, tenemos un gran apego a nuestro cuerpo e identificamos lo impuro como puro. La segunda visión incorrecta es ver el sufrimiento como felicidad. Experimentamos enfermedades, problemas, miseria y sufrimiento en la vida, pero ¿De dónde vienen todas estas dificultades y obstáculos? Vienen del apego al yo. Mientras percibamos erróneamente el mundo, pensamos que el dolor y la miseria vienen de fuera de nosotros mismos. Al no comprender la fuente del sufrimiento, pensamos que
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