Francisco, el Papa misionero
Franco Moretti
Por: P. Enrique SÁNCHEZ, mccj
Hoy reconocemos que «nos hemos alimentado con sueños de esplendor y grandeza, y hemos terminado comiendo distracción, encierro y soledad; nos hemos empachado de conexiones y hemos perdido el sabor de la fraternidad. Hemos buscado el resultado rápido y seguro, y nos vemos abrumados por la impaciencia y la ansiedad» ( Fratelli tutti 33).
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stas palabras parecen una nítida fotografía de la realidad actual o la traducción de una práctica cada vez más ordinaria. Nunca como hoy la pretensión de dar respuesta a todo y la arrogancia de pretender encontrar la medida de nuestras aspiraciones sin necesidad de salir de nosotros mismos, nos conducen a la ilusión de creer que somos la medida del universo. El ser humano de nuestro tiempo vive cada día más seducido por sus logros en el campo de la ciencia, la tecnología y las comunicaciones, y se evade pensando que el mundo cabe en su teléfono de última generación y el control de la vida le pertenece. Vive encandilado, como dice el papa Francisco, por la grandeza y esplendor, que en sí no tienen nada de reprochables, pero que impiden ver más allá de nuestra pequeñez, pobreza y límites. Lejos de nuestra verdad profunda, por miedo
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El sabor de la fraternidad a perder una autonomía que nos hace esclavos, nos condenamos a vivir en aislamiento, encierro y soledad, que contradice lo que en realidad somos: personas llamadas a vivir en relación e interdependencia. Hoy existen países donde se han creado ministerios para atender ancianos abandonados. Hemos crecido en tecnología, pero nos hemos empobrecido en humanidad. Experimentamos la ilusión de estar más en
contacto, se multiplican las conexiones y nos ufanamos de tener miles de «seguidores» en las redes sociales. Aparentemente estamos más conectados, pero la verdad es que esos likes con frecuencia son la distraída reacción ante un botón del teléfono que no compromete a nada y nos mantiene en una lejanía que nos hace extraños a quienes pensamos cercanos. Perdimos el sabor de la fraternidad, dice el tex-
Esquila Misional
to citado, y lidiamos con la insoportable soledad y la intolerable ansiedad. Perdimos la frescura y la belleza de compartir la vida con sus alegrías y amarguras, de hacernos solidarios con los más desfavorecidos. Preferimos la burbuja que nos encierra en lo virtual, sin aceptar que la vida auténtica se conjuga con los verbos: darse, abrirse, servir y amar; y que bien podrían ser sinónimos de fraternidad.
noviembre 2021