SISTEMA FINANCIERO
Banca ética
LA DEUDA DE LA INCLUSIÓN FINANCIERA La crisis sanitaria generada por la pandemia de COVID-19 y el consecuente aislamiento preventivo pusieron en el centro del debate la profundidad que posee el sistema para llegar a toda la población.
Opinan: Juan Cuattromo - Ezequiel Fanelli Evans María Martha Deleonardis - Joan Melé
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i bien desde hace varios años la industria viene trabajando conjuntamente con el Estado en materia de inclusión financiera, la Argentina continúa siendo uno de los países más rezagados de la región en indicadores clave como población bancarizada o utilización de efectivo. De acuerdo al último informe de inclusión financiera elaborado por el BCRA a diciembre 2019 el 80% de los adultos mayores en nuestro país posee al menos una cuenta bancaria, pero de ellos dos terceras partes poseen saldos menores
a los 3.000 pesos, lo que indica una baja utilización y tan sólo seis de cada 100 cuentas efectuaron plazos fijos, lo que indica el bajo uso de instrumentos de ahorro. Aunque el uso del efectivo sigue siendo predominante en la economía nacional existen indicadores esperanzadores que vienen de la mano de un mayor uso de canales electrónicos. De acuerdo al mencionado informe del BCRA, en 2019 por cada 100 extracciones de efectivo por adulto se efectuaron casi el doble de operaciones por medios electrónicos de pago, lo que implica una continuidad en materia de adopción y una mejora sustancial frente a años anteriores, seguramente impulsada por la implementación de nuevos canales digitales. A este panorama se le sumó el complejo escenario de aislamiento social causado por la COVID-19 con su necesidad de restringir la