MÓNICA SURREAL SALVATIERRA
Mónica Surreal Salvatierra, sal de la vida que sazona la burda teoría del tiempo, de la vida, del amor y la muerte, lo que los filósofos predican rumiando siglos de repeticiones repetidas repetidamente, el absurdo conflicto que arrastramos los seres humanos, que con olvidarnos de nosotros mismos creemos haber resuelto la cuestión filosófica: “Del polvo nacimos y polvo tornaremos a ser”. Cuando todos sabemos con certeza negra que el amor es la máxima realización humana. Sin embargo, pobres y ricos corremos tras el dinero. Mientras que, en mis momentos de felicidad, desde este país que sueña con un mundo mejor y del brazo de los movimientos sociales luchamos a brazo partido defendiendo nuestros recursos naturales, en lo profundo de tu corazón oigo sollozar tu voz perdida en la selva de cemento recorriendo extraños países del mundo, que sé tanto como tú, también la gente por donde vas sufre, llora y se angustia quemándose en el infierno del neoliberalismo depredador del planeta Tierra. Eterna primavera de eterna juventud que todos los días cantas y bailas canciones de amor en mi pecho florido de amor, qué importa que diga la gente que no tienes ni pies ni cabeza. Más allá de la realidad que miente o que dice la verdad, tú eres hermosa mujer de carne y hueso, estrella matutina recién amanecida, resplandeciente sol del mediodía, nubes negras y nubes blancas del hermoso atardecer, fulgor de arcoíris en el horizonte que se pierde 69