Trabajos de taller
ruido abrió, y saltó a la calle. Las piernas le flaqueaban y le dolían como si hubiera caminado distancias muy largas. Exigiéndose mucho subió a prisa hasta la oficina de transporte que ya estaba abierta. Tenía la misma ropa pero estaba sudorosa, mal oliente. Con el dinero que acostumbraba ocultar en la pretina del pantalón, compró un tiquete y una botella con agua que bebió ávido. Al mirar la fecha escrita en el papel, estaba dudando, pensó que seguía metido en el sueño. Se dio un golpe en el rostro para comprobar que estaba despierto; lo de la fecha lo atribuyó a su estado de alteración. Las montañas ya empezaban a perfilarse. No se detuvo más, solo quería salir rápido. Estaba temblando, se subió al carro, allí ya despierto se sintió a salvo. El bus salió hacia la ciudad. Un grito de horror se escuchó dentro del vehículo, pues al mirar de lado y debido a su estado de enajenación, creyó que su compañero de silla era Juvenal.
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