Capítulo 19 — La Villana y Nuevo Desarrollo de Armas Mi proyecto de desarrollo de armas estaba progresando constantemente. El arma que actualmente tenía en desarrollo era una ametralladora que disparaba rondas 7.62 × 51 mm OTAN. Estas rondas de 7.62mm tenían un calibre más grande y fueron una vez comúnmente usadas en lugar de las rondas de 5.56 mm de diámetro, las cuales eran las que mi rifle automático disparaba. Sin embargo, los altos mandos militares habían llegado a preferir calibres inferiores porque las rondas de alto calibre eran más voluminosas, pesadas, y ofrecían una cadencia de disparo reducida que dificultaba alcanzar un poder de fuego suficiente. Aún así, las rondas más grandes no dejaron de usarse por completo: todavía son usadas en ametralladoras y rifles de francotirador, aunque los mismos problemas estaban presentes en esos casos también. O al menos, eso es lo que había leído en revistas militares. La razón por la que había decidido usar estas problemáticas rondas de alto calibre era simplemente porque son jodidamente geniales. Las rondas de alto calibre son geniales. No se necesitan más justificaciones. Llevar rondas de alto calibre no era un problema si usaba magia de sangre, ¿así que por qué no poner mis necesidades cómo una geek de lo militar primero? Sin embargo, el desarrollo de una ametralladora era un problema. Actualmente, el máximo número de rondas que podía disparar continuamente de un arma eran cerca de treinta. El cambio repentino a una ametralladora que disparara cincuenta o cien rondas iba a causar problemas con el maná en el percutor. Poner demasiado maná en el percutor causaría que se condujera a través del metal del arma, causando que las rondas en la cámara o dentro del cargador se dispararan espontáneamente. Por otro lado, si muy poco maná fuera usado se agotaría demasiado rápido, haciendo que disparar continuamente fuera imposible. Todavía era una novata en lo que venía a magia, así que no tenía la habilidad requerida para rellenar rápidamente el maná en el percutor cada vez que se estaba agotando. Me tomaba unos cuantos segundos canalizar maná en el percutor, y esos cuantos segundos podrían costarme la vida. Quería una manera de hacer que ese maná durara tanto como fuera posible, y para eso, iba a necesitar un avance tecnológico. “Señor Gnomo, ¿puede usar este metal en el percutor?” “Hm. Este metal raramente ocurre naturalmente, aunque es una sustancia familiar para mí. La cosa es que necesito algo más robusto”. 143