REPORTAJE
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Foto Vistazo
EN ECUADOR se aplica una veda para la captura del dorado, que se extiende de julio a octubre de cada año.
Más de una década de trabajo en el dorado Al ser una pesquería artesanal, el programa de mejoramiento pesquero del dorado ha requerido un arduo esfuerzo no solo para lograr la sostenibilidad del recurso sino para reducir la pesca incidental. Fausto Lara
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ecorrer una caleta artesanal en el Ecuador es, sin duda, un espectáculo para la vista ante la variedad de especies que son desembarcadas desde las fibras pesqueras. Pero hay una que llama la atención: el dorado.
Un pez largo que habitualmente es de color amarillento o anaranjado, con algunas pizcas grisáceas, y cuya carne tiene una alta demanda en los mercados por su gran sabor y facilidad de cocción. Este recurso está presente en el Océano Pacífico Oriental (OPO), es alta migratorio y desde el 2009 nuestro país trabaja en un programa de mejoramiento pesquero (FIP, por sus siglas en inglés) de esta especie, denominado Conservation Mahi Mahi, donde participan el Viceministe-
rio de Acuacultura y Pesca, la Subsecretaría de Recursos Pesqueros, el Instituto Nacional de Pesca, gremios del sector y el Fondo Mundial para la Naturaleza WWF, con su oficina en Ecuador. Un proyecto sumamente complejo, reconoce Guillermo Morán, director de Conservation Mahi Mahi, pues al ser una pesquería artesanal ha requerido un arduo trabajo no solo para lograr la sostenibilidad del recurso sino para reducir la pesca incidental de tortugas y tiburones en las