GEOGRAFÍA Una de las provincias más montañosas Almería capital se sitúa en el centro de la una bahía en forma de media luna. Y su ubicación geográfica no es casual, porque precisamente las características de los elementos geográficos que la rodean fueron la clave para su fundación como ciudad. En el Siglo X, Abderramán III, primer Califa de Córdoba, buscaba un enclave que fuera la sede de la flota de guerra, que defendiera la costa ante las incursiones de sus enemigos y de los piratas berberiscos. Y encontraron un lugar especial en un barrio marítimo que pertenecía a la cora de Bayyana (actual Pechina). Este barrio, que era llamado Al-mariyyat-Bayyana “Atalaya de Pechina”, era un grupo de casas al abrigo de las montañas, que se dedicaba a la pesca y la cría de ganado. Mientras tanto, las grandes explotaciones agrícolas estaban en el interior, a orillas del río Andarax, debido a la falta de agua potable en la zona costera.
En el centro de la Bahia Fundación de Almería. La dimensión de la bahía, abrigo natural de embarcaciones, la cercanía de las estribaciones de la Sierra de Gádor, ideal para construir una fortaleza en alto y las distintas fuentes de aguas subterráneas encontradas en esta zona, fueron la llave para la fundación de Almería, otorgándole el Califa la categoría de Medina (ciudad) y mandando levantar unas murallas que circundaran el rincón entre el nuevo puerto y las montañas. Quizá lo que no podían preveer fue el rápido crecimiento de este nuevo núcleo de población. La seguridad de sus murallas y su ubicación estratégica atrajeron a comerciantes que fueron abandonando Bayyana y otras zonas para ubicar sus negocios junto al nuevo puerto. Así, Almería, en el siglo XI, ya era una de las zonas más pobladas de la Península. Pero la geografía de Almería ha sido también clave en otros momentos históricos, como en las conquistas de Alfonso VII de Castilla (siglo XII), los Reyes Católicos (s. XV) y más recientemente, la explotación de las minas de Alquife (Granada) y de las sierras de la provincia, que tenían su salida comercial por el puerto almeriense, trayendo el ferrocarril hasta el mismo mar. (Cargadero de Mineral “Cable Inglés”). Durante la Guerra Civil, por su parte, el aislamiento geográfico de Almería invitó de nuevo a ingeniar una resistencia pasiva, igual que sucediera con la inexpugnable Alcazaba. Así se construyeron los Refugios de la Guerra Civil en el subsuelo del centro histórico.
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