prólogo Un día de tantos en un viaje por carretera en compañía de mi querido amigo Enrique Rivas “Joselito”, hablábamos acerca de la tremenda vocación de los toreros y la dificultad que entrañaba convertir en realidad el sueño de dedicarse –en cuerpo y alma– a una profesión repleta de incertidumbre y sinsabores. Y más aún, la dicha de que ese sueño viniera aparejado de fama y dinero, el que sólo alcanzan unos pocos privilegiados. Charlábamos animadamente sobre esos soñadores de gloria que son los muchachos –y algunos no tanto, porque a veces envejecen en el intento– que aspiran a convertirse en alguien dentro de la Fiesta, y planificábamos la publicación de un texto donde se contara esta historia. Ahora que este libro verá la luz, me pesa mucho que Enrique no hubiera dejado un artículo póstumo para poder alternar con el puñado de magníficos periodistas y escritores –de todos los países taurinos– que hemos conseguido reunir para colaborar en esta edición, porque hace apenas unos meses cayó fulminado por un infarto, esa cuchillada directa al corazón que, sin dejar de ser trágica e imprevista, también suele significarse como “la muerte de los justos”. Así que aprovecho estas líneas para dedicar esta obra a la memoria de ese entrañable amigo que fue Joselito Rivas, un hombre que estuvo muy unido a México Mío como un fino y atentísimo colaborador de mis proyectos editoriales.
A lo largo de estas páginas, en las que se palpan infinidad de ilusiones, han dejado su huella autores mexicanos de la talla de Xavier González Fisher, Juan Antonio de Labra, Horacio Reiba o Francisco Coello Ugalde, que en la primera parte del libro abordan el tema de las escuelas taurinas, sus antecedentes y previsión de futuro, así como la desdicha de esos humildes toreros de la legua que han sufrido la dificultad de ser toreros o, en el peor de los casos, han perdido la vida en uno de esos pueblos polvorientos, apartados de la mano de Dios, en los que la tradición taurina vive está estrechamente vinculada a nuestras tradiciones populares. También he querido abrir la puerta de esta casa editorial a otros escritores de distintas latitudes para ofrecer una visión más amplia de esos sueños de gloria, y la fórmula en que algunos novilleros incipientes han conseguido escalar peldaños, como en su día fue el caso de José Tomás cuando llegó a México de la mano de Antonio Corbacho, según recuerda Paco Aguado en un artículo en el que relaciona este hecho con el nacimiento de una “camino de ida y vuelta”. Y en ese mismo tenor, Mar Lavie, desde Francia, nos cuenta la problática de los toreros galos por alcanzar la alteranativa, o el relato muy bonito del matador portugués Rui Bento, actual gerente de la histórica plaza de Campo Pequeño, tuvo que emigrar a tierras de Salamanca para hacerse torero. De regreso a este lado del Atlántico, pero en la zona de suramérica, otros reconoci-
dos periodistas como José López “El Vito”, de Venezuela, Dikey Fernández, de Perú, y Santiago Aguilar, de Ecuador, nos cuentan el devenir de las escuelas taurinas de sus respectivos países y la importancia que han adquirido con el paso del tiempo, mientras que Víctor Diusabá hace un encendido relato de la figura –ahora podríamos afirmar que mítica– de César Rincón, un “arco” fantástico desde el que la torería colombiana lanza sus saetas cargadas de esperanza taurina. Se cierra el libro con dos participaciones muy especiales, las del matador Miguel Ángel Martínez “El Zapopan”, que refiere anécdotas como sobresaliente, esa figura casi escondida de la Fiesta, y el ameno cuento “Bendita eres entre los toros” que nos regala Rocío Sierra, que viene a resumir todo este afán de reto y supervivencia que supone el toreo. Mi agradecimiento especial a todos ellos, que han hecho posible este libro, así como a la ganadero de San Constantino, Juan Pablo Corona Rivera, que ha creído en mí y me ha patrocinado para poder realizar mis personales “sueños de gloria” editoriales al poder publicar tres libros –incluido éste– con los que hago mi humilde aportación a esta Fiesta que tanto amamos. Gracias a todos ellos. Y sobre todo, a esos muchos toreros que aparecen en las fotos que ilustran un libro que está cosido de ilusiones. Oskar Ruizesparza la vocación del toreo en el mundo
SOÑADORES DE GLORIA
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