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XII
EL MISTERIOSO ASUNTO DEL VAMPIRO Por
FJSR
Otoño de 1983 Cementerio de La Chacarita Buenos Aires 03:45 a.m.
Pasada la medianoche el cementerio era tierra de nadie. Demasiado extenso para ser vigilado eficientemente. Muy poco presupuesto para conservar en buen estado su muro perimetral, convertido en un verdadero colador. Todos sus serenos lo sabían. Eran concientes que desde las garitas que daban a la calle Guzmán resultaba imposible evitar que ciertas personas ingresaran al camposanto. Por otra parte, nadie iba a arriesgarse a incursionar por las densísimas sombras del predio, muñidos apenas por linternas de mala calidad. Las noventa y cinco hectáreas de tumbas eran por demás oscuras y peligrosas una vez que el sol se ponía.
Los rumores circulaban, especialmente entre sus empleados. No faltaban las historias de fantasmas deambulando y llamando por sus nombres a los valientes que se animaban a recorrerlo; o las referencias a traficantes de drogas, prostitutas o saqueadores de placas de bronce, haciendo sus negocios en la necrópolis. La Chacarita mutaba con las sombras, convirtiéndose en un escenario turbio y desconocido para las mayorías. Un universo alternativo en el que se podían dar infinitas posibilidades. Aún las más truculentas.
Vitelius Pratt lo sabía. Había estudiado por meses todo ese movimiento clandestino. De ahí que se sintiera relativamente seguro recorriendo las calles de cementerio, sin temor a ser descubierto por nadie. El miedo paralizaba a los cuidadores, manteniéndolos en la zona de confort de sus rústicas oficinas; donde pasaban sus horas laborales tomando mate y hablando de fútbol. Pero Pratt tampoco estaba solo. Sus cinco compañeros lo seguían como si fueran perros falderos, fascinados por la seguridad que despertaba el líder; moviéndose como pez en el agua en plena oscuridad. Si algo tenían claro era que Vitelius los protegía y que a su lado nada malo podía ocurrirles.
Avanzaban en silencio. No tenían permitido hablar, a menos que Pratt lo indicara expresamente. Buscaban un mausoleo de la Sección 6. Una cripta de mármol negro, con dos ángeles de la muerte