SA BORES
Piacere! Eataly es un fenómeno gastronómico que ya tiene cuarenta sucursales en el mundo. El último desembarco fue en París, el año pasado. Para no quedarse con “gusto a poco”, el especialista Pietro Sorba sugiere los destacados de la vera cucina que se consiguen en Argentina. P o r A D R I E N FO R L A N Fotos C EC I L I A P O U P O N
E
s una linda historia, de sabiduría antigua y sabores que no traicionan. Fantástica expresión cultural de un país que supo exportar a todo el mundo su manera de entender la comida. Se trata de la gastronomía italiana, que tuvo embajadores de lujo: los inmigrantes. Popularizaron platos simples y alegres. Sabores y colores que empezaron a ser aceptados y apreciados. Combustible potente que alimenta la fama de esta cocina que nace en el corazón del Mediterráneo. Pasión golosa y suculenta que no para de expandirse. Imposible frenar su avance. Ni siquiera los franceses, granaderos orgullosos que defienden a ultranza su no-
ble, antigua y reconocida gastronomía, lograron oponerse. Italianos y franceses. Primos hermanos. Vecinos. Rivales y amantes eternos en un déjà vu casi infinito. Es un asunto serio porque los protagonistas son dos pesos pesados del food & wine globalizado. ¿Quién será el ganador? Difícil decirlo. El año pasado ocurrió algo inimaginable. Una jugada audaz que sacudió el tablero. La pieza de ajedrez que se detuvo justo sobre el corazón de Francia: París. La cadena Eataly (que juega con los términos en inglés eat + Italy) entró por la puerta grande. El portón dorado del Galeries Lafayette se abrió al grupo italiano creado por Oscar Farinetti. El lugar es prestigioso: distrito de Marais. La idea, ambiciosa. En 2002 el empresario piamontés (65 años) imaginó un
121
gran negocio que reuniera lo mejor de la comida y de los vinos de Italia. Un concentrado de excelencias. A partir de ese momento, se tomó cinco años de estudio. Nada librado al azar. El tiempo justo para encontrar los mejores productores artesanales de alimentos. Pequeñas empresas eficientes estimuladas por el desafío. No fue solamente una cuestión de orgullo patrio. Por primera vez en la historia de la gastronomía mundial alguien pensó y materializó un concepto de marca representativo del sistema productivo-culinario de un país. En 2007 abrió el primer negocio, en la ciudad de Turín. Fue una revolución. La fusión del mercado de artículos frescos con negocios de delicatessen, vinoteca, pequeñas panaderías, pastelerías y heladerías, carnicerías y pescaderías, pizzerías y restaurantes. Todos reu-