OBSERVATORIO ECLESIAL AÑO 7 * 06 – 12 JUN 2020 * NUM. 354
nes auxilien a una mujer al abortar, por lo que proponen reformas al código penal para despenalizar el aborto antes de la decimocuarta semana de gestación. La iniciativa de ley reconoce el derecho de la mujer a decidir sobre su maternidad y cuerpo, es por ello que las instituciones de salud deberán proporcionar a la mujer embarazada información objetiva, veraz, suficiente y oportuna, con la finalidad de que pueda tomar una decisión de manera libre, informada y responsable. Desde antes de la sesión legislativa, diputados de Morena aseguraron que era muy probable que la iniciativa
sea rechazada no solo por legisladores locales del PAN, PRI, PRD, Partido Verde y Movimiento Ciudadano, sino incluso por su supuesto aliado el PT y los mismos diputados de algunos de Morena, que no están muy convencidos con la iniciativa. En tanto, el grupo social Provida, y decenas de seguidores, a través de su cuenta Twitter, le piden al Congreso estatal cancele la iniciativa con mensajes como ―No queremos más muertes‖, ―Respeto a la vida‖, ―El aborto es el primer feminicidio‖. (jornada.com.mx) 10/06/2020
ÁMBITO SOCIAL 30. La parroquia chabolista reparte por las noches alimentos, medicinas y mascarillas
en vez de disminuir, al contrario, ha aumentado pues la COVID-19 y la crisis económica que estamos viviendo ha acrecentado el número y las necesidades de las personas en grave riesgo de exclusión social.
La pandemia de la Coronavirus no ha impedido que todas las semanas, socios y personas voluntarias de esta asociación, se volcaran y trabajaran por las personas sin techo que deambulan y duermen por las calles de la ciudad de Valencia.
Todas las semanas, tras un rato de oración y de encuentro personal con Cristo salen, ahora con todas las medidas sanitarias establecidas por las autoridades, desde la Parroquia San Francisco de Borja de Valencia para estar al lado de Francisco, Patricio, Ismael, Petrovic y Clara entre otras personas, ellos les esperan, no sólo para recibir algo de alimento, sino para lo que más importante si cabe, para sentir su cariño y su cercanía en estos difíciles momentos.
Salen por las noches para estar al lado de un colectivo que, en vez de disminuir, al contrario, ha aumentado pues la COVID-19 y la crisis económica que estamos viviendo ha acrecentado el número España. La pasada semana conmovía la noticia que se publicaba en algunos medios de comunicación social sobre un grave ataque que se producía en Vilanova i la Geltrú, en la que rociaron con gasolina y prendieron a un hombre, sin hogar, que dormía en la calle. Aunque éste es un hecho aislado desgraciadamente no es la primera vez que leemos noticia parecidas a ésta. La pandemia del COVID-19 ha supuesto, para el mundo y para España, un momento muy difícil para todos pero si hay algún colectivo que ha sufrido con mayor dificultad la agresividad de este virus han sido las personas ―Sin Hogar‖ que viven en la calle. De esto sabe muy bien la Asociación Apostolado de la Divina Misericordia de Valencia, radicada en la parroquia de san Francisco de Borja en el castizo barrio de Ruzafa, que trabaja desde hace cuatro años, recorre los asentamientos de chabolas de la ciudad de Valencia, visitando y preocupándose de sus habitantes con estas personas más vulnerables de nuestras ciudades. La pandemia de la Coronavirus no ha impedido que todas las semanas, socios y personas voluntarias de esta asociación, se volcaran y trabajaran por las personas sin techo que deambulan y duermen por las calles de la ciudad de Valencia. Semanalmente los miembros de esta asociación católica salen por las noches para estar al lado de un colectivo que,
Concretamente, esta semana Francisco, que tiene 46 años y procede de Asturias, al recibir nuestro alimento le empezaron a salir unas lágrimas de sus ojos y, cuando uno de nuestros voluntarios le abrazó él exclamó: ―gracias porque lo necesitaba; ha pasado mucho tiempo que no recibía ningún abrazo de ninguna persona.‖ Historias reales, como éstas, que conmueven hasta incluso al corazón más frío, las vivimos todos los días que salimos a la calle para encontrarnos con ellos, afirma uno de los voluntarios que ―necesita‖ entregar parte de su tiempo todas las semanas a estas personas más desfavorecidas. ―Lo necesito‖ afirma, ―ellos ya forman parte de mi vida son como de mi familia‖. El hecho de que los miembros de esta asociación realicen su labor pastoral todas las semanas hace que se cree un vínculo mayor, si cabe, entre las personas a las que ayudan y los propios voluntarios. En este tiempo hemos repartido, además de alimentos no perecederos, y fáciles de consumir aún estando en la calle, medicinas (previa receta médica), mantas, ropa, productos de higiene personal etc… y también hemos más de 500 mascarillas. Nos sorprende ver que, este grupo de personas, se encuentran desprovistas de todas las medidas sanitarias que, en estos momentos de pandemia, están recomendando las autoridades para este tiempo de pandemia y de confinamiento, afirma Pedro Miret Giner, sacerdote y
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