OBSERVATORIO ECLESIAL AÑO 7 * 01 - 07 AGO 2020 * NUM. 362
pectiva sobre lo que más espera de esta convocatoria mundial? Rev. Dr. Fischer: Estoy muy contento de que la 11 ªLa Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias tendrá lugar por tercera vez en Europa y por primera vez en Alemania. Espero que los delegados e invitados no solo se encuentren entre ellos, sino también con personas e iglesias de la región y de Europa. Me enorgullece que el grupo regional de la CPCE, ―Conferencia de las Iglesias del Rin‖, participe también en la organización de la asamblea. En esta zona fronteriza en particular a lo largo del río Rin, donde la gente tiene una larga historia de conflictos armados, las iglesias contribuyeron a una forma de superar el odio y la violencia y dar testimonio de la reconciliación. Por tanto, el tema de la asamblea ―El amor de Cristo lleva al mundo a la reconciliación y la unidad‖ está bien elegido. El tema se encuentra con una situación de la iglesia en Alemania donde incluso la reunión más grande de la iglesia, el Kirchentag, ya no usa vocabulario cristiano explícito para sus temas. Espero que la facilidad de hablar sobre el amor de Dios y el mensaje cristiano tal como se experimenta en las reuniones ecuménicas envíe rayos al contexto regional. Como CPCE nos gusta llevar nuestro modelo de unidad en diversidad reconciliada y casi 50 años de experiencia de vivir la comunión de la iglesia en la asamblea en Karlsruhe. ¿Cuál ha sido el mayor desafío para la CPCE durante este tiempo sin precedentes? ¿Y qué te inspira más estos días?
Rev. Dr. Fischer: Como muchos organismos ecuménicos, incluso el CPCE vive de encuentros personales. Eso ha cambiado durante los últimos meses cuando solo pudimos reunirnos en línea. Nuestra comprensión de la interacción personal y la presencia se ha alterado. La crisis del COVID-19 también ha planteado la cuestión de celebrar la Cena del Señor en línea y en casa. Un proceso de estudio de la CPCE sobre la ―Práctica y teología de la Cena del Señor‖ abordará este tema. Si bien se resume la comisión de los cristianos como comisión de culto (leiturgia), de testificar (martyria), de servir (diaconía) y de vivir en comunidad (koinonia), entonces podemos observar que la CPCE enfatizó desde el principio las dimensiones de leiturgiaen el culto, de martyria en la discusión y testimonio teológicos, y de koinonia en la convivencia de las iglesias y su reflexión eclesiológica. El aspecto de la diaconía fue subdesarrollado en la historia de la CPCE. Durante la crisis de COVID-19, el CPCE lanzó por primera vez un llamamiento para una colecta de Pascua para considerar y ayudar a aquellos particularmente en riesgo de la pandemia en las afueras de Europa. Espero que la comunión de nuestra iglesia se convierta cada vez más en una comunión de testimonio y servicio en la Europa de hoy. Deseo que nuestras iglesias vivan su ―ser iglesia juntas‖ basadas en el principio de solidaridad mutua y reflejen juntas lo que significa ser iglesia diaconal y cuál será el aspecto diaconal de nuestra comunión de iglesia. (oikoumene.org) 31/07/2020
DOCUMENTOS 73. Releer a Jacques Ellul (1): Carlos Martínez García Debemos tomar con responsabilidad las críticas a la adulteración del cristianismo que desde distintos lugares se nos hacen Es necesario regresar a los libros que nos sacuden intelectual y existencialmente. El que estoy releyendo de Jacques Ellul es uno de esos libros que zarandean la conciencia. Va en la línea de lo que Franz Kafka escribió sobre obras que nos desnudan, nos interpelan acuciosamente: ―No se deberían leer más que los libros que nos pican y nos muerden. Si el libro que leemos no nos despierta con un puñetazo en el cráneo, ¿para qué leerlo?‖ Kafka mismo, con La metamorfosis, cumplió a cabalidad lo que deseaba de un libro al recorrer sus páginas: que fuera un grito para desper-
tarnos del adormilamiento. El libro que releo de Ellul es La subversión del cristianismo (Ediciones Carlos Lohlé, Buenos Aires, 1990). El autor elige como epígrafe tres párrafos de Soren Kierkegaard, que son una advertencia sobre las páginas que nos esperan más adelante: Toda la cristiandad —es decir, el cristianismo histórico tal como se ha impuesto— no es sino el esfuerzo humano por recolocar al cristianismo en sus cuatro patas, por liberarse de él con la pretensión de ser su cumplimiento. Nuestro cristianismo, el cristianismo de la cristiandad, destierra el escándalo, la paradoja, el sufrimiento y en su lugar coloca lo probable, lo directo, la felicidad; en otras palabras, desnaturaliza al cristianismo y de él hace algo diferente a lo que es en el Nuevo Testamento; lo transforma exactamente en su contrario: éste es el cristianismo de la cristiandad, nuestro cristianismo. En el cristianismo de la cristiandad la cruz ha
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