EMPRESA | GERENCIAMIENTO
Una red de protección
PARA EL CAMPO
El clima y sus excesos muerden buena parte de la renta de cada campaña. La ambientación limita los daños que este factor genera y ayuda a mejorar las cuentas de la empresa. El complemento pasa por un buen manejo financiero. Por CLAUDIO GIANNI
REDACCIÓN CHACRA | cgianni@revistachacra.com.ar
E
n La Aurora el enemigo está debidamente identificado. “El riesgo climático tiene injerencia creciente en los resultados de la empresa; es cada vez más habitual que no logremos capturar los márgenes brutos que surgen del Excel. Hace años que comprobamos que el clima se lleva parte de nuestras ganancias, incluso más de lo que se pierde por la volatilidad de los mercados. De allí que el primer paso fue decidir la ambientación del campo, un proceso que creemos es indispensable para pretender mitigar este riesgo. La idea fue diferenciar lomas de bajos y ubicar en cada caso los cultivos que mejor responden a la aptitud de una y otra posición en el relieve”, define Tomás Becker, el profesional que maneja los destinos de esta explotación ubicada en el partido de Azul, provincia de Buenos Aires. Por cierto, hace referencia a ambientes marcadamente distintos. Los suelos de los bajos son muy buenos pero esconden cierto riesgo de encharcamiento y de heladas en invierno, con pérdida de plantas. “Por eso retiramos la fina hacia las lomas” –aclara nuestro entrevistado-. “Allí los perfiles son menos profundos pero la demanda hídrica es menor, con lo cual la fina funciona bien. De esa manera los dobles cultivos quedan en la loma y todo lo que es la gruesa entra en una rotación en los bajos sobre suelos profundos”.
42 | REVISTA CHACRA
Tomás Becker timonea un planteo orientado a mitigar el riesgo climático a partir de la ambientación del campo. Y encontró la forma de enfrentar las actuales deficiencias de financiamiento. El objetivo de Becker es planificar con la lupa puesta en el combate del riesgo climático en función de los períodos críticos de cada cultivo. De esa manera, antes de empezar la campaña sabe qué superficie resultará bendecida por las lluvias de octubre en cebada, de noviembre en trigo, de febrero en soja, y procede a diversificar el esquema. La ambientación se realizó trabajando con imágenes satelitales, en las que pudieron observar el comportamiento de los cultivos por NDVI; esta herramienta permite detectar áreas con mayor productividad que otras, algo que después hay que comprobar so-
bre el terreno. También se llevaron a cabo mediciones de profundidad a la tosca, y a eso le agregaron estudios de altimetría. Así, Becker encontró que la superficie de lomas era bastante menor que la que esperaban. “Eso implica que nos estábamos quedando con poca área de fina. Por eso apostamos a hacer fina sobre fina rotando trigo y cebada en los ambientes menos profundos; de esa manera el esquema resulta en dos tercios de fina y un tercio de soja. Por supuesto, las heladas generaron daños sobre las colas de máquina, pero cuando uno mira el resultado global