Gobernando los Andes
de una cuestión de prestigio personal del virrey, de representación simbólica de su estatus, sino de un problema central en la búsqueda de un fortalecimiento efectivo de la autoridad virreinal.
Las Instrucciones reales y la partida de Toledo Las conclusiones de la visita al Consejo de Indias y las de la Junta habrían de influenciar la política de la Corona en el Nuevo Mundo a partir de ese momento. Finalmente, se tomaron las decisiones para solucionar asuntos importantes y por las que hubo que esperar mucho tiempo. Está fuera de toda duda el cambio innovador de la Junta de 1568 y su posterior aplicación, aunque creo que habría que colocarlo, tanto en un contexto de relación con los demás dominios de la Corona, como en el ámbito de las Américas mismas. A nuestro juicio, también es importante señalar la presencia de algunos aspectos de continuidad, como la atemperación de la exigencia de incentivar el impulso propulsivo y la eficacia de la evangelización, además del afianzamiento de la Corona con respecto a los encomenderos, verdaderos controladores del territorio indiano gracias a su poder militar y a la alianza con la elite indígena local238. Lo que aconteció a partir de finales de los años sesenta fue, sobre todo, la búsqueda de los medios necesarios para conseguir objetivos, una parte de ellos ya señalados, además de una decidida toma de posición acerca de la institución de la encomienda, frente a la cual, en un primer momento, el propio Felipe II había tenido sus dudas. La elaboración de nuevas estrategias políticas y la elección de hombres capaces de llevarlas a buen puerto, coincidieron con un período muy particular del reinado del «Rey Prudente». Un período de reformas, en el que el partido de los letrados, liderado por el cardenal Espinosa, gozó de los favores del soberano. En aquellos años se rediseñaron muchos de los centros de poder de la Monarquía, tanto a nivel jurídico-administrativo como a nivel político, gracias al relevo de los funcionarios que desempeñaban los cargos más importantes. A la reforma indiana, que Ramos ve como una respuesta a la «crisis» de 1568, se le puede dar una interpretación lógica si se la enmarca en este proceso de maduración política de la Monarquía católica. Un proceso muy elaborado y complejo del que las Indias, y en particular el Perú, formaban solo una parte, y cuya importancia ya hemos puesto de manifiesto. 238 Véase Manfredi Merluzzi, «Tra l’ “acreçentamiento del reino” e la “conservación de los naturales”: la politica indigena della Monarquía Católica in Perù negli anni 1560-70», Dimensioni e problemi della ricerca storica, 2 (2002), pp. 132-152.
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