Gobernando los Andes
Nuevos asentamientos y urbanización Don Francisco tuvo ocasión de constatar por experiencia propia la importancia que iba asumiendo la proyección del poder en la organización urbanística de las ciudades. La sede de la Corte filipina en Madrid y la consiguiente transformación de la ciudad era un claro ejemplo de ello. El virrey también había podido observar el ejemplo anterior en el gobierno de su tío don Pedro de Toledo, virrey de Nápoles desde 1532 a 1553, que había acometido importantes transformaciones urbanísticas para ratificar, además, la preeminencia de la Monarquía y la afirmación del poder del rey a través de su alter ego43. La política centralizadora se desarrolló también desde un punto de vista arquitectónico a través de una reorganización del espacio. Con el reordenamiento urbanístico limeño fue erigido un nuevo palacio, sede del poder virreinal44. Se construyeron los nuevos centros de poder de manera que quedaran bien a la vista y, por lo tanto, no nos sorprende la actitud de Francisco de Toledo cuando ordenó que colocaran su propia divisa en la fachada del palacio virreinal; gesto que le costó la acusación de autoritarismo. Siguiendo el ejemplo de Nápoles —que había visto una profunda transformación urbanística dedicada a darle a la capital un aspecto más acorde con el rol de centro político de un importante elemento del complejo dominio de los Habsburgo—, Lima y Cuzco también experimentaron importantes cambios urbanísticos. Toledo explicaba a la Corona que a su llegada «las obras publicas de las ciudades, como muchas veces he escrito a V. M., estaban sin dueño y desbaratadas»45. Entre sus cometidos, el virrey consideraba también el de promover la creación y el mantenimiento de determinadas estructuras fundamentales para la vida civilizada: Otras obras públicas de policía y adorno de las ciudades se hicieron, que ademas de ser necesarias es género de buen gobiemo hacer esto en las repúblicas, porque cómo hasta aqui estaban los moradores de ellas sin pensar, por muy viejo que estuviese un hombre, morir allá sino venirse a estos reinos, no tenian cuenta con edificar más de lo que les parecia que bastaba para mantenerse, sin otra policía
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Cesare De Seta (ed.), La città europea dal XV al XX secolo. Origini, sviluppo e crisi della civiltà urbana in età moderna e contemporanea, Milán, 1996, pp. 79-106. Sobre el virrey Pedro de Toledo, cf. el estudio de Carlos José Hernando Sánchez, Castilla y Nápoles en el siglo XVI. El virrey Pedro de Toledo (1532-1553), Salamanca, 1994. 44 AGI, Lima 30. Carta de Toledo del 18 de abril de 1578. 45 Toledo, «Memorial», cit., p. 85.
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