y de cuatro de la tarde a ocho de la noche. Recuerda que siempre han vendido de todo, ropa interior, pijamas, camisas de dormir, pantalones, ropa de comunión, trajes de novia, etc., porque como bien nos explicaba “antes se necesitaba de todo”. Incluso llegaron a vender algo de muebles, electrodomésticos, colchones, etc. Tienen mucha clientela fiel que continúa año tras año adquiriendo artículos en su tienda, algunos de sus clientes y clientas compran a plazos, de hecho prefieren este tipo de clientela (en realidad aprecian a todas las personas que compran), porque son personas que repiten y continúan adquiriendo artículos incluso durante varias generaciones. Cuando tuvo a sus dos hijos y a su hija no solía ir por las mañanas a la tienda, pero por la tarde los llevaba con sus carritos y biberón para atender y ayudar. Hoy día en su negocio es tutelado por su hija Mabel, otro hijo le ayuda con la contabilidad e informática, Octavio y tienen a una empleada que es considerada como un miembro más de la familia, pues lleva más de 30 años trabajando para esta empresa familiar (“la defiende como si fuera suya”). Al igual que sucedía con todas las tiendas de Arucas de venta de ropa, había y hay buena sintonía. Doña Rita nos aclaró que la ropa la traían no sólo de la Península, sino que incluso van hasta Londres a traer ropa en exclusiva. La mayor parte de sus clientes son mujeres, aunque vienen algunos hombres, no obstante, no en pocas ocasiones cuando vienen las mujeres o chicas a comprar se llevan muchos artículos para sus maridos, novios, etc. La asistencia de clientela en un día puede ser variada y a distintas horas, por este motivo, a veces cuando se agolpan a última hora tienen que prolongar el horario. Asimismo, nos aseveró que es muy importante decirle a una clienta o cliente que si una ropa no le queda bien, hay que decírselo y aconsejarle que se pruebe otra, pues vender algo que quede mal es contraproducente. Durante el confinamiento estuvo en su casa y tuvo que cerrar la tienda hasta que la pudieron abrir. Fue una etapa complicada, pero de la que como bien nos explicó pudieron salir adelante. Su ejemplo es como el de tantas empresas familiares, que hoy día no se valoran, y que han supuesto uno de los motores que sostiene y mejora la economía y nuestra sociedad. Por eso terminamos con una de sus frases: “la clientela siempre tiene la razón, aunque no la tenga. No se pierde un o una cliente por una prenda, hay que ganárselo día a día. En nuestro negocio intentamos dar a la clientela tranquilidad, confianza, transparencia y le tratamos de explicar bien las cosas. Nuestro triunfo es la buena fama. Siempre hemos sido muy trabajadores. Mi marido siempre buscaba cosas para hacer, como buen árabe que es de origen. Hoy la gente se quiere hacer rica de un día para otro, pero esto es un proceso de mucho sacrificio, las cosas no vienen fáciles, hay que luchar”.
Antonio Jaime Falcón Jiménez
(ex presidente del club deportivo Los Portales y miembro de la Asociación de Vecinos Los Portales). Conocido como Antonio Jaime, nació en La Goleta en 1943. Su padre (D. José Falcón Quesada) era zapatero en La Goleta y no conoció a su madre porque falleció cuando era niño. Su hermano y hermana (diez años mayor que él) fueron como un padre y una madre para él y su otro hermano menor. Estudió en el colegio público, que se ubicaba en casas de alquiler y que había en La Goleta hasta los catorce años. De esa etapa guarda con cariño los recuerdos de jugar al fútbol, incluso a veces descalzo, en solares y al no disponer de balones de reglamento, tenían que fabricarse sus propias pelotas (que eran de pequeñas dimensiones) con las hojas de las piñas de las plataneras que se trenzaban con garepa. Como su padre era zapatero y su hermano también aprendió el oficio, ayudando en la zapatería, si bien lo alternaba con el aprendizaje de la albañilería. Cuando joven estuvo trabajando en una pequeña fábrica de calzado que se ubicaba en la calle Ripoche de Las Palmas y también en otro negocio (de venta de calzado) que estaba en la calle Luis Morote y, posteriormente en Escaleritas. Con su padre y su hermano recuerda que