A todas las “Martas” del planeta
M
i día inicia a las 5:00 de la mañana de lunes a viernes. Tengo mi tiempo con Dios, hago ejercicios, desayuno y me voy a trabajar. Ahora con Zoom, los días se han vuelto más intensos, a veces hasta almorzando estoy en reunión. Muy mala práctica de mi parte no tomar un tiempo y desconectarme para comer tranquila. Uno de mis problemas es que padezco de multitasking, aunque ahora dicen que nadie puede hacer más de una cosa a la vez, pero yo tengo mis reservas con esta nueva
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teoría. Cuando llego a mi casa después de trabajar, pongo mi cartera y comienzo a dar vueltas por la cocina, a poner ropa a la lavadora y si veo algo fuera de lugar, lo muevo. Sí me tomo un tiempo para cenar con mi esposo y platicar un rato, pero antes de dormir hago otra ronda de actividades. Siempre he sido así, un tanto hiperactiva. Me cuesta mucho estar quieta pues me siento ineficiente... qué locura, ¿no? Cuando ando muy acelerada mi esposo me dice Marta…Marta, haciendo alusión a la historia que está en Lucas 10:38-42, cuando Jesús visitó a las hermanas Marta y María. Resulta que María lo recibe y se sienta a sus pies a escucharlo, me la puedo imaginar, embelesada por sus enseñanzas; y su hermana Marta anda de arriba abajo dando vueltas por la casa, preparando la comida, limpiando, atendiéndolo y le pone la queja a Jesús que su hermana no le está ayudando. Él le dice: “Marta, Marta, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero solo una es necesaria. María ha escogido la mejor…” Marta en el mundo de hoy sería la mujer eficiente que levanta una lista de quehaceres, que está pendiente de los detalles y de las personas a su alrededor, que trata de ser la mejor madre, esposa, hija y hermana; la mejor amiga, profesional o empresaria. Pues para esta Semana Santa me dispuse ser más María que Marta. Me compré un libro para colorear, unos lápices de colores, saqué mi tacita de porcelana para tomar té y pasé unos buenos ratos coloreando mientras
escuchaba el audiolibro, X, Multiply your God-given potential, escrito por John Bevere, que dicho sea de paso se los recomiendo. No logré 100% ser María, porque tan pronto me distraigo un poquito me levanto a hacer cosas, pero disfruté mucho los ratos que me dediqué, sobre todo, interioricé mucho las enseñanzas sabias y aterrizadas que Bevere transmite en el libro para poder llevarlas a la práctica. Así es que a todas las “Martas” del planeta les digo, compren su libro de colorear, sus lápices de colores, la tacita primorosa para tomar té, y deténganse con frecuencia a disfrutar de un momento con Dios, de un libro que les llene el espíritu o de una canción que ministre su alma.
Karla Icaza M. Vicepresidenta Ejecutiva Gobierno Corporativo de Grupo Promerica.
