Luis Romani Y por mirarlo todo nada veía, Margo Glantz 2018, Sexto Piso en colaboración con la Dirección de Literatura UNAM, 164pp. El ser humano disfruta contar historias, vive de ellas, está hecho de ellas, hecho de puro lenguaje. Y por mirarlo todo nada veía de Margo Glantz (1930) es más que un libro de corte ensayístico. Parece una especie de manifiesto sobre la retórica de las redes sociales, pero hecho, precisamente, con el lenguaje del Internet. En este momento histórico que vivimos, el siglo de la información, estamos obsesionados con el saber: saber más de los demás. El Internet nos dio la espléndida, u horrorosa facultad, de estar incluidos y listos para ofendernos. Una publicación de Facebook no es una simple publicación en Facebook. Toda peste es dicha en nombre de la libertad de expresión. De acuerdo con Jaron Lanier, vivimos en los tiempos del “maoísmo digital”: esa necesidad tremenda de escandalizarse de inmediato por cualquier cosa. Somos asquerosamente superficiales en la vida diaria y bien intensos en el Internet. Esa es una de las reflexiones que nos deja el libro de Glantz. Aunque no habla de eso, es imposible no sentir el derrumbe tras la lectura. Entonces ¿de qué trata realmente el libro de Margo Glantz? Es evidente que fractura el canon del ensayo, al mismo tiempo que propone uno. Si bien, con esa avalancha de datos, sentencias, noticias y metáforas, podría perderse en el experimento, Y por mirarlo todo nada veía logra sostenerse de principio a fin; gracias al ritmo orquestado por su autora. La lectura podría percibirse atropellada por la cantidad de caracteres puestos a renglón seguido, pero, en ese sentido, no agobia, sino que aturde, incómoda enterarse de todo.
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