Nudo Gordiano #5 - [Amor y Desamor]

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El Poeta Andrea Marín

H

aces y deshaces. La vida es como una película sin un avance que puedas ver. No sabes lo que te espera pero aún así decides vivirla. Vas por las calles tomando fotografías, capturando los momentos que te encuentras en los parques, en las avenidas, en las plazas; ese niño comiendo un helado te llama la atención. Sacas tu cámara de la mochila con rapidez, enfocas, aprietas el disparador. Congelas el momento. Su padre se da cuenta y decide echarte bronca, respondes que sólo es una foto, sin fines lucrativos. Ese señor te lanza una advertencia, en su mirada está escondido el insulto; lo sabes. Sabes que te quiere decir que eres un pervertido por andar viendo niños y tomandoles fotos. Pero no te importa, piensas en la esencia de lo que acabas de capturar: la inocencia, la felicidad pura. Te gustaría regresar a esa edad. Suspiras. Decides caminar para ver qué más te encuentras. Tomas unas cuantas fotografías más, te tomas un minuto para revisar la cámara y ver el material; ya es suficiente. Es momento de regresar a la oficina. El autobús va lleno, vas de pie observando a la gente, en tu mente se empiezan a formar palabras, historias que se complementan con las fotografías. Te urge llegar para tomar papel y pluma. Una hora tardas, te encierras y tomas asiento en tu silla, sin preámbulos agarras una hoja en blanco, y dejas que tu mano se deslice, salen palabras grandes, pequeñas. Te detienes un momento, lees lo escrito, no te agrada, tachas por aquí y por allá. Sigues escribiendo todo lo que tienes en la mente, sigue sin convencerte.

Comienzas a fastidiarte, así que tomas tu cámara para conectarla a la computadora. Revisas con lentitud cada fotografía, cada esencia captada. Te arden los ojos, llega el cansancio así que decides irte a casa; al llegar te preparas algo de comer, con plato en mano te encierras en tu habitación, enciendes tu computadora y comienzas a retocar tus fotografías. Luminosidad por aquí, saturación por allá, te llevas la cuchara a la boca. Masticas con lentitud disfrutando del sabor. Te detienes unos segundos. Ves esa fotografía 38

que te hace sentir mariposas en el estómago, le restas importancia, sigues comiendo y trabajando. Una hora... dos... empiezas a fastidiarte de nuevo, no tienes intenciones de escribir por el momento, entras a navegar en las redes sociales para matar el cansancio en lugar de irte a dormir. Su punto verde brilla, está conectada y tu corazón comienza a palpitar con velocidad. Inicias la conversación con un ​“Hola,” lo responde con rapidez, tartamudean tus dedos cuando te pregunta cómo estás, qué ha estado pensando en ti. No sabes qué responder, sin embargo lo haces, le preguntas sobre la tarea, algo muy simple. Ninguno de los dos ha leído el libro que debenleer:​Ficcionesd​eJorgeLuisBorges.Sunarrativasehacepesada,apenasylogran comprender sus letras, no tienen tiempo suficiente para escribir aquel ensayo que deben entregar, la motivas para que termine el trabajo, tú... sólo te dejas llevar, dejando todo al azar. Piensas que es momento de escribir pero no lo que pidió tu profesor, sino lo que gritan las rimas en tu cabeza. Amanece, te quedaste dormido en algún punto de la madrugada, no sabes en qué momento pasó, observas el reloj, ya vas tarde a la escuela. Te cambias, tomas tus cosas y sales mientras en tu cabeza siguen resonando palabras que necesitan ser escritas. Algo te llama la atención en tu camino, sacas tu celular y tomas una foto con tu cámara. Servirá de algo después.

Llegas tarde a clase, ella todavía no ha llegado y cuando lo hace tu respiración se detiene, se observan e intercambian una sonrisa, nadie más lo nota. El profesor habla mientras tus pensamientos divagan al igual que tu pluma. Compartes tiempo con ella, cualquier tema de conversación es bueno; hablan de filosofía, hablan de libros... no importa si es de día o de noche, cada que estás con ella tu corazón se acelera, quieres darle más. El pasado tiene pies, hace presencia invocando viejos recuerdos en heridas casi sanadas; todos tenemos un innombrable, un Voldemort ​que suele ser convocado sin querer.


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