Zappa:
un clásico taimado
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ecir que Frank Zappa era un outsider es quedarse corto. Bastan los primeros segundos de Zappa (2020), el documental sobre su vida, para percatarnos de la dimensión de su figura. Es 1989 y Zappa es recibido como un héroe en Praga. Quizá su música podía ser calificada a esas alturas como pop en los Estados Unidos, pero en Checoslovaquia era un llamado a la rebelión. Sus discos habían servido como inspiración para una juventud que conformaría más tarde la Revolución de Terciopelo. El movimiento pacifista que consiguió derrocar al Partido Comunista que había ocupado el poder por cuarenta y cinco años. En el concierto que ofreció en Praga confesó que había años que no tocaba la guitarra. Debió ser desconcertante para los checos escuchar aquello. Zappa, el creador de himnos como «My Guitar Wants to Kill Your Mama», el que lanzó Shut Up’n Play Yer Guitar, un álbum triple en que exhibe su músculo como guitarrista, el que publicó Guitar, el disco doble que incluye una de sus mejores piezas, «Sexual Harassment in The Workplace», el que había transitado por una variedad de estilos, siempre adaptados a su particular visión: rock & roll, rock, doo woop, rock progresivo, psicodelia, jazz fusión, blues, etc., ¿había renunciado al instrumento que le otorgó fama? Sí, quizá nadie lo imaginó, pero Zappa colgó la lira y por aquellos días estaba dedicado por entero a la música clásica. La que él escribía. Que como mucho de su trabajo no se puede adscribir a ningún movimiento. No era clásica contemporánea, música de cámara ni minimalismo. Era simplemente: Zappa. Tocar la guitarra para los checos fue una concesión de parte de alguien que nunca hacía concesiones. Desde principios de su carrera Zappa se había dedicado a desafiar todo lo que se le ponía enfrente. El negocio de la música en «We’re Only in It for the Money». Al Senado de Estados Unidos durante aquella cruzada de Susan Baker por imponer la censura en el rock, y sobre todo a su propia música, cuando desarmó a una de las bandas más legendarias del rock: The Mothers of Invention. El abandono mismo del rock por la música clásica era un gesto absolutamente zappiano. No ha sido el primero en componer piezas orquestales, McCartney tiene un par de discos en el campo, pero sí en dejar la zona de confort que le representaba el rock con una carrera tan longeva a cuestas. Zappa terminó su carrera en el mismo punto en el que empezó. An-
Carlos Velázquez
tes de aficionarse al blues desarrolló una afición por Edgar Varèse: el mayor responsable de que todo lo que tocara Zappa estuviera retorcido. Zappa admiraba lo tétrico de Varèse. Nunca le interesó Beethoven o Mozart. Pero no por eso fue ignorado por el mundo de la música clásica. El director Pierre Boulez dirigió tres piezas del disco The Perfect Stranger. Zappa, el documental, está armado con muchas horas de video digitalizado de los archivos personales de Zappa almacenados en su mansión de Laurel Canyon, imágenes nunca antes vistas por los fans. Gracias a esto podemos conocer la bodega donde se resguarda el archivo completo. Dentro descansan cientos de horas de video de sus jams, en el que tocaron estrellas como Eric Clapton, además de los masters de todos sus álbums, más parte del material inédito que ha salido después de su muerte. Zappa puede presumir de sacar más discos póstumos que novelas póstumas Roberto Bolaño. Y por supuesto hay un archivo fotográfico, más las partituras de todas las piezas que escribió para ser interpretadas por orquesta. ¿Sabría Zappa desde el principio que se convertiría en uno de los músicos más relevantes de la segunda