Lo que se juega en el 2021 Enrique Paz*
E
l escenario político que se está configurando tendrá un impacto importante en las elecciones federal y locales del 2021, tanto en la narrativa como en los resultados de las mismas. Desde 1997, las elecciones intermedias se presentan como un ejercicio plebiscitario en el que el apoyo del electorado es crucial para mantener o cambiar la fuerza del partido en el gobierno en la Cámara de Diputados, así como en las gubernaturas, congresos locales y municipios. Si bien en las elecciones intermedias prevalecen las dinámicas locales, el componente nacional influye en el comportamiento electoral. La situación económica, seguridad y empleo son algunos de los tópicos que pueden definir si el electorado elige o no apoyar las candidaturas del partido en el gobierno o coalición gubernamental. La complejidad del proceso electoral actual estriba no solo en la cantidad de espacios que se definirán el próximo 6 de junio de 2021 (más de 21 mil cargos federales, estatales y municipales) sino por las implicaciones para nuestra democracia disfuncional. De los resultados de la elección se definirá, además de la mayoría en San Lázaro, la legitimidad narrativa de la denominada Cuarta Transformación que ha impulsado el presidente López Obrador en los primeros tres años de su gestión. De igual forma, los resultados de las elecciones locales determinarán la legitimidad de las políticas aplicadas desde el gobierno federal y su relación con el federalismo. Quienes opten por la reelección legislativa o en las presidencias municipales, se someterán a la evaluación de sus electores y, con ello, la propia sobrevivencia política del partido en el poder, del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Un futuro incierto
desde ahora en la selección de sus dirigentes nacionales. Pero en esta elección no solo AMLO, su gobierno y partido estarán sometidos al escrutinio del electorado, lo estará también la oposición política y partidista. En su intento de plantear cara a la narrativa y políticas del gobierno federal, la oposición se ha desdibujado de tal manera que pareciera inevitable el triunfo apabullante del oficialismo. Las encuestas publicadas hasta el momento dibujan un electorado que mantiene el apoyo a Morena para convertirse en el partido con más legisladores en la Cámara de Diputados, así como preferencias en varios estados de la República. Sin embargo, la tendencia muestra una disminución de las preferencias hacia los partidos de la coalición gubernamental (PT y PVEM), lo que pondría en peligro su mayoría calificada en dicha cámara. Lo que también muestran las encuestas en general, es que el decrecimiento de Morena no significa un crecimiento de los partidos de oposición. Crece un poco el PAN en algunos estados, particularmente en aquellos en los que tradicionalmente cuenta con el apoyo del electorado, pero que en el 2018 lo abandonaron. Quienes muestran un estancamiento en las preferencias electorales son el PRI y PRD, este último con riesgo de perder el registro a nivel nacional. Ante esta circunstancia no son pocos quienes añoran la conformación de un bloque opositor de estas tres fuerzas políticas para impedir que Morena y sus aliados logren la mayoría legislativa de diputados. Cuantitativamente es factible que la suma de sus votos logren este propósito e impidan que los partidos de la llamada 4T obtengan la mayoría en la Cámara de Diputados. Sin embargo, en la narrativa presidencial un blo-