El COVID-19, gran disruptor del siglo XXI Arlene Ramírez*
P
arecía imposible que el mundo viviera una pandemia de las proporciones actuales. Lejana era la idea de que las sociedades contemporáneas se sumergieran en una parálisis social, económica y educativa, y que la emergencia sanitaria pasara de emergencia a completo caos. Los millones de decesos alrededor del mundo ponen acento en la nueva fragilidad humana, esa que llegó con la vulnerabilidad que arrastra la pobreza, la desigualdad, el populismo y la marginación. Pareciera que al mundo le hemos apretado el reset button y el reinicio se demora más de lo esperado. El COVID 19 es el gran disruptor del siglo XXI y dejará huella profunda en la historia, sobre todo en temas donde la coyuntura ha sido mayor. Hablar de teletrabajo, de transformación digital y de avan-
ces tecnológicos en la pandemia, hace sentido si pensamos que el origen de las profundas transformaciones no es la tecnología sino la biología. El desorden biológico generado por el implacable virus ha impactado además los procesos educativos. Las escuelas del mundo cerradas, millones de estudiantes y maestros se han tenido que adaptar a nuevos estilos de aprendizaje y a nuevas realidades que resaltan el real estado de las sociedades y las economías. Es cierto que, por un lado, la transformación digital ha propiciado procesos de aprendizajes en línea que, si bien ya existían, no se habían masificado, pero por otro lado, al hacer del e-learning la estrategia general de educación, las brechas de desigualdades se acentúan. El alejamiento prolongado de las aulas ha traído consigo la posibilidad de que la educa-