Revista Signum 75

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Vamos bien presidente Afonso Gómez*

C

uando el presidente López Obrador dice que están sentadas las bases de la cuarta transformación, no es una declaración que se deba dejar pasar como muchas que expresa en sus conferencias mañaneras. Vale la pena reflexionar el tema, no porque lo dicho sea letra escrita en piedra, sino porque para muchos observadores, lo realizado por este gobierno es irreversible y le conceden una trascendencia que, la verdad sea dicha, no merece. Ciertamente estamos ante una moda sexenal, como la que encabezaron Luis Echeverría, López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y otros mandatarios del pasado y que soñaron con perpetuar su huella de la misma manera en que lo expresa a diario, compulsiva y obsesivamente el presidente López Obrador. Lo hecho en tan solo dos años, dice, se equipara con el Movimiento de Independencia de 1810 y con la expedición de las Leyes de Reforma de 1857-1859 o bien, está a la altura del Movimiento Revolucionario de 1910. El enramado legal lopezobradorista presume haber reformado 34 artículos de la Constitución General de la República, contra 21 de Felipe Calderón, 15 de Enrique Peña Nieto y 5 de Vicente Fox, pero no dice que 13 se modificaron por motivos de seguridad pública con la creación de la Guardia Nacional. En efecto una reforma de gran calado y de enorme trascendencia, pero no de progresividad social sino todo lo contrario. Hace unas semanas, en una gira por el estado de Nayarit, con su característico estilo desordenado de dirigirse a la audiencia, López Obrador dijo lo siguiente: “nos costó mucho trabajo levantar al elefante porque estaba echado...ya vamos a cumplir dos años en el gobierno, el 1 de diciembre y ya voy a poder decir que se sentaron las bases de la transformación en México y ya sobre

esas bases seguir construyendo el progreso con justicia para nuestro país”.1 No es la primera vez que lo dice, más bien es una constante que busca anidarse para incrementar su popularidad, importándole muy poco la veracidad del mensaje. Un dato que lo confirma es lo mostrado por la reconocida firma consultora SPIN-Taller de Comunicación Política (SPINTCP)2 al revelar que el presidente López Obrador emite diariamente y en promedio 73 afirmaciones NO VERDADERAS, esto ha sucedido en más de año y medio de conferencias mañaneras analizadas desde diciembre de 2018. El indicador nos remite a un estilo de gobernar que se multiplica de manera sucesiva entre los secretarios de Estado, los subsecretarios, los directores generales y demás funcionarios. Ellos no contrastan, no confirman, no validan, no transparentan porque al igual que su líder moral, son poseedores de la verdad absoluta, respaldados en una democracia que es un espejismo frente a los valores éticos y morales de la Nación. Con ese talante, lucen orgullosos el reparto de dinero público a los pobres de México, sin embargo, la Auditoría Superior de la Federación reveló que en el primer año de este gobierno se dejó de enterar a la autoridad fiscalizadora el destino de 25 mil millones de pesos de gasto federalizado, equivalente a una cuarta parte del dinero que se entrega a las obras faraónicas del régimen en un año. A pesar de dicha observación, el presupuesto del gasto del 2021 seguirá repartiendo 436 mil millones de pesos en dádivas de la 4T, sin reglas de operación, ni transparencia. Para ser más puntual, a cada adulto mayor le entregarán 2,700 pesos bimestralmente. 2,550 pesos a cada persona con discapacidad permanente. 1,600 pesos durante diez meses a cada


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