Completar nuestra democracia Yuri Beltrán*
E
n diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, fecha obligada para reflexionar todos los objetivos incumplidos que permanecen en términos de inclusión. Es, también, una ocasión adecuada para mirar y mirarnos desde esa lente, ya que todas y todos podemos adquirir una discapacidad en algún momento de nuestras vidas. Pero la pandemia 2020 obliga a pensar en los retos de inclusión desde una visión más cruda. Las personas con discapacidad enfrentan riesgos mayores ante una eventual infección de COVID, lo que en muchos casos ha profundizado el aislamiento, al tiempo que se deterioran las posibilidades de acceder al mercado de trabajo o de incidir en la política pública. Si no tomamos las cosas con cuidado, este año podría alejarnos aún más de los objetivos de inclusión. Desde 2006 los países del mundo tienen el mapa. La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad establece marca las obligaciones mínimas que han de cubrirse para alcanzar sociedades verdaderamente inclusivas. En términos de participación política, la norma internacional exige, por un lado, prevés condiciones normativas y materiales para garan-
tizar a las personas con discapacidad su derecho a votar y ser votadas. Por otra parte, obliga a los países a generar un esquema propicio para que la participación pueda darse libre de discriminación y en igualdad de condiciones con otros grupos sociales. En cuanto a lo primero, ha habido un cambio importante en términos de accesibilidad de las casillas. Conforme lo indica la Ley, es cada vez más común que éstas se encuentren en lugares de fácil acceso, aunque los informes de observación siguen dando cuenta de espacios poco aptos para el ingreso en silla de ruedas o que requieren demasiados desplazamientos. Resulta preocupante que la pandemia obligue a ponderar entre lugares accesibles y lugares con espacios adecuados para la sana distancia. Ambos elementos deben superarse en la ubicación de casillas, si queremos que las personas con discapacidad acudan a las urnas. Algunas instituciones electorales del país han privilegiado diseños universales para el equipamiento de las casillas, a efecto de que éstos puedan ser útiles para usuarios con distintos tipos de discapacidad, o sin ella. Casos como el del Instituto Electoral de la Ciudad de México ilustran cómo los