VINCULACIÓN Y NUEVOS TALENTOS Más que fierros…
Teníamos muy clara la importancia de contar con equipos diversos en la aplicación de la metodología en los hogares para asegurar espacios de comunicación incluyentes con todas las personas del hogar. En las actividades de investigación, fueron las mujeres quienes lideraron las discusiones y la generación del conocimiento; sin embargo, esa apertura y confianza que logramos durante los talleres en los hogares, se veía obstaculizada en el momento de la instalación. Organizar calendarios, proponer capacitaciones e, incluso, preguntar sobre la ubicación del equipamiento dependía de la participación de un esposo, un tío, un hermano mayor. En nuestro caso piloto, fallamos en tener un equipo técnico diverso en cuanto a género. Terminamos con un espacio donde, aunque había mujeres en el equipo, no había expertas técnicas. No logramos generar las condiciones necesarias para gestionar un espacio de aprendizaje donde las mujeres y niñas se sintieran con la comodidad y libertad para preguntar, y limitamos así su capacidad de instruirse. Aprendimos del error, y en las siguientes intervenciones nos aseguramos de contar con una mujer instaladora en las cuadrillas. Esta acción transformó radicalmente la interacción de toda la familia con el equipo de trabajo. Infancias y mujeres se sentían seguras y se acercaban a la mujer y a sus colegas masculinos con más facilidad, preguntaban dudas, aportaban datos y, lo más importante, integraban mejor las nuevas prácticas al recibirlas en familia.
Más, más y más…
Fue muy enriquecedor descubrir que, los ajustes a la metodología fueron en la aplicación de ésta a distintos contextos, pero no en la metodología en sí. Es decir, las premisas con que diseñamos el proceso de apropiación de conocimiento se mantuvieron y fortalecieron con cada caso. Esto se debió a que el diseño incluyó tanto a científicas sociales, como a expertas técnicas; mujeres abiertas a colaborar, aprender y más importante, a integrar otras visiones en sus concepciones del mundo. Desde el inicio, establecimos como elemento fundamental confiar en las decisiones que toman las personas, tanto en las tecnologías que les son más adecuadas, como en el uso que deciden darles. También insistimos en tomar en cuenta que, todas las personas que habitan un hogar interactúan y que, en el proceso de generar entendimiento, se tenía que reflejar esa interacción. Como era de
esperarse, encontramos también que, factores como la edad y el género influían en la percepción de las necesidades energéticas, y se generó desde un inicio un proceso incluyente para dar voz a las infancias, a las mujeres y a la sabiduría de la vejez. Así fue como implementamos nuestra metodología en cuatro casos de estudio y evaluamos su impacto. Cada caso de estudio nos permitió incorporar lecciones aprendidas para tener un proceso que se puede aplicar a mayor escala en distintas comunidades rurales. Sin duda, entender que el acento de las intervenciones energéticas no va en la energía ni en la tecnología, sino que debe ir en el bienestar de las personas y sus comunidades, nos permitió ver que otro mundo es posible. Agradecemos a las personas que colaboraron con el equipo CaPAS, así como al Newton Fund Impact Scheme que, bajo la alianza Newton Fund-CONAHCyT, el proyecto #318702 grant ID 541110746 otorgó los fondos que hacen posible este trabajo.