Revista Correntes d'Escritas 2021

Page 62

Correntes D’Escritas 60

Lucho aprendió a volar y anda por ahí

Dossier

Mempo Giardinelli

Mentira que se murió. Luis Sepúlveda, digo, mi amigo, mi hermano desde que hace 40 años nos juramos amor y fraternidad junto con quien considerábamos nuestro maestro, Osvaldo Soriano. No es verdad que ha muerto Lucho, en todo caso habrá cambiado de barrrio y andará con su sonrisa de niño y sus risotadas estruendosas quién sabe por cuáles nubes. Por las que empezó a andar desde que la maldita peste que está en el aire del mundo le puso el dedo encima. Por eso escribo y lagrimeo, desgarrado y con una de las más hermosas y conmovedoras novelas de la literatura latinoamericana en mi regazo: Un Viejo que Leía Novelas de Amor. Nadie más que Lucho pudo escribir una historia tan dura y a la vez tan colmada de ternura. Sólo un grande de la literatura como él pudo escribirla. Luis Sepúlveda fue un volcán patagónico para admirar y también, acaso, para ser temido por tontos, necios y envidiosos. Porque él, en verdad, era nada más que un muchachote generoso y ditirámbico, un dionisíaco gritón y con recia pinta de guardia de infantería pesada, pero en realidad era un niño. Toda su vida fue un chiquilín con cara de malo, pero era sólo su máscara, porque enseguida cualquiera se daba cuenta de que era un hato de ternura, bastaba un guiño, un gesto amable para que se le humedecieran los ojos y se deshiciera en sonrisas. Escribo en primera persona porque no puedo hacerlo de otro modo. No con él, mi amigo, mi hermano que ahora debe estar buscando en algún punto del universo a Antonio Sarabia, mientras aquí quedamos tan desamparados sus otros hermanitos: José Manuel Fajardo, Daniel Mordzinsky, El Negro Delgado Aparaín y yo, por lo menos. Y también sus hermanas, “las minas” como las llamaba en modo argentino: Pelusa, Ainoha, Karla, Natalia, Manuela. Y su ringlera de hijas, nietas y nueras. Lucho siempre estuvo en el centro de todos y todas como un cacique mapuche, un indiano prepotente y gritón que amaba hacer asados “a la argentina” pero no sabía hacerlos, aunque tozudamente los organizaba una y otra vez. Ay, cómo me enternece recordar su espíritu de competencia en ésa y otras

Mempo Giardinelli | Póvoa de Varzim. 2019


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook

Articles inside

Penúltimo Viaje

8min
pages 100-101

Lo bastante joven para saberlo

4min
pages 98-99

Luis e o cinema

9min
pages 92-97

Quando Lucho me levou ao

4min
pages 90-91

Agora não consigo

9min
pages 83-85

Sepúlveda, sem meias-palavras

7min
pages 86-89

Companheiros de viagem

3min
pages 78-79

Com Sepúlveda na nascente do

9min
pages 80-82

No hemos venido para quedarnos

12min
pages 74-77

Un tal… Lucho

10min
pages 68-71

Un personaje de novela

7min
pages 72-73

La patria esquiva de Luis

5min
pages 66-67

Luis Sepúlveda a orillas del rio

9min
pages 54-57

Víctor Andresco Továrich Lucho

9min
pages 51-53

Maria do Rosário Pedreira Um pequeno milagre

5min
pages 46-47

Lucho aprendió a volar y anda

4min
pages 62-65

Manuel Alberto Valente Lucho

2min
pages 42-45

Anne Marie Métailié Luis Sepúlveda

7min
pages 24-25

Alejandro Céspedes Disculpe…, ¿se puede?

12min
pages 34-41

Menú del día

0
pages 32-33

Luis Sepúlveda Mi hijo vuelve a Chile

7min
pages 27-30

Manuel Alberto Valente A Obra de Luis Sepúlveda

10min
pages 21-23

Manuela Costa Ribeiro São de ar as palavras

11min
pages 12-15

Lídia Jorge Luis Sepúlveda

2min
page 26

Daniel Mordzinski A modo de introducción

4min
pages 10-11
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.