Revista delatripa 41

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Dando vueltas con Silvia El reino del sexo A mi alrededor veo muchas exhibiciones del cuerpo, cada vez son más diversas. En mi caminar diario, en mis recorridos por la ciudad en autobús urbano y en toda la virtualidad se configuran formas, figuras que se transforman en otras; creo que tardaría mucho en hacer un recuento de todas ellas, aunque la ventaja es que la mayoría de nosotros conoce muchos más ejemplos de las formas que puede tomar el cuerpo. Como es del conocimiento de la mayoría, el amor, el sexo y el cuerpo han tenido una liberación en los últimos años; la autora Nancy Pearcey le llama: “The Religion of Sex” (La religión del sexo), donde señala lo siguiente: “Cuando nosotros vemos la historia de estas ideas, encontramos que, irónicamente, incluso aquellos que tienen una cosmovisión puramente materialista, a menudo convierten al sexo en una religión. Si ves a la materia en la pequeña historia, verás que incluso los materialistas llevan estas ideas al nivel de una historia superior y reclaman un significado religioso para la sexualidad. (Pearcey, 2018: 131).”

Significativamente, arguye, el sexo se convierte cada vez más en una religión, como si fuera la religión del momento; como si el ser humano cada vez más se estuviera ligando hacia la “liberación sexual”, pues demuestra y exhibe que el cuerpo, para alcanzar la libertad y no podemos negar que la bandera del “amor” forma parte crucial de esto; es decir, el sexo va de la mano con lo que llaman amor.

La propuesta de que cada individuo use su cuerpo con “todos los derechos reservados”, podría causar un poco de gala al momento; ya que socialmente ha existido un pensamiento moralizante sobre la castidad, llamada reprensión o restricción de los deseos o pasiones sexuales; se cree que liberando éstos, se obtiene plenitud. Entonces, hay que analizar que esta visión está presuponiendo que lo correcto es restringir los deseos sexuales; es decir, presupone una opresión sexual; por supuesto que al escucharse de esa manera, se puede pensar en una desdicha, una bancarrota de la felicidad y libertad en cuanto al sexo y al cuerpo hablamos. Un claro ejemplo de ello es lo que dice el teórico Guilles Lipovesky; él habla de la época contemporánea como la era del consumo, habla de la sexducción, la cual es la vía para encontrar la identidad humana, esa vía es el sexo; de esta manera mientras más subjetiva sea la sexualidad más responsabilidad adquieres como individuo; así es como llegamos a la divinización del cuerpo, es decir, a través del sexo se obtiene la dignidad humana, intentando excluir todo principio moral y “dogmático”. febrero 2019 a julio 2020

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