DJ Mag ES #123

Page 16

E L E C T R O N I C A

&

R O L L

Autor: SERGIO BIFEIS

Tes timonio Mayo, un mes donde estaríamos haciendo cábalas sobre qué nos depararía la temporada estival con Ibiza en el horizonte y toda la retahíla de festivales patrios y europeos. Por segundo año consecutivo nos quedaremos sin ninguna de ambas cosas por los motivos que todos conocemos. Mientras tanto esperamos a la ansiada inmunidad de rebaño en función de un proceso de vacunación en nuestro país que, según el ritmo que lleva, dan unas estimaciones para que el principal público objetivo de estos eventos (treintañeros y veinteañeros) les tocará el pinchazo en el brazo en algún momento entre noviembre de este año y febrero del que viene. Quizá sea en la primavera de 2022 cuando veamos la luz y retomemos algo de la antigua normalidad pero lo que queda claro fin de semana tras fin de semana es que ni una pandemia mundial puede con las ganas de ocio, y de fiesta, de la gente joven. Y como todo, hay lugares y personas que respetan escrupulosamente las medidas sanitarias del mismo modo que existen otras alternativas donde estas brillan por su ausencia. Estas últimas son las que suelen abrir los telediarios cada lunes.

es reconocerlo. Tras cumplir algo más de un año sin pisar ninguno, finalmente la cabra tira hacia el monte y en los últimos meses he accedido a acudir a diversos eventos tanto como cliente y como Dj en los meses marzo y abril. Unas sensaciones encontradas que me gustaría exponer desde estas líneas a modo de testimonio personal. Como cliente, es darte de bruces con una realidad llena de límites. Estar en un lugar donde se respete al máximo las normas sanitarias, que básicamente se reducen a no poder levantarte de la silla salvo para ir al baño y llevar la mascarilla siempre puesta salvo para beber compartiendo mesa con otras tres personas como máximo, con una música de baile atronadora me resultó todo un sinsentido. No puedes disfrutar de la música como te gustaría, ni tampoco de una charla distendida con tus acompañantes. El único que baila es el DJ y todo se convierte en una pesadillesca distopía en la que mover la cabeza como asintiendo, levantar las manos y algún que otro grito o palmas son las pocas reacciones que puedes tener y que sirvan como signo de que te gusta lo que estás escuchando.

Esta experiencia previa como cliente influye, Sí, se echa de menos bailar y volver a un y mucho, a la hora de subir a una cabina en club. Un servidor, el primero. El primer paso la situación inversa. No podemos tener una

016

actitud individualista y arrogante poniendo la música que nosotros queramos para quitarnos el mono porque el único que va a disfrutar de la sesión al 100% es el que está pinchando. Y es algo que puede estar muy bien, pero creo que no procede. En mi caso ese pensamiento egocéntrico y privilegiado desaparece. Lo justo es adaptarse a la situación para pasar un rato agradable tanto para el artista como para el público que está prácticamente atado a una silla. Puede que sea el momento de sacar a relucir toda esa música que no sueles mostrar públicamente fomentando más la escucha. Un bonito reto donde hay que aplicar más psicología que nunca. Algo delicioso para los que nos hemos curtido haciendo warm-ups. Velocidades lentas, ritmos cálidos y no perder cierta animosidad que se puede incrementar poco a poco pero sin llegar a una zapatilla que no lleva a ningún lado y que pueda descontrolar a la gente (aunque algún baile furtivo es inevitable y más si hay ingesta de bebidas espirituosas), pueden ser clave para transmitir y contentar a los presentes y poder sentirse orgulloso del trabajo realizado. Bailar sentados no es bailar pero siempre se puede crear una energía positiva que nos haga más amena el retorno a la pista de baile.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.