CUANDO LOS NEANDERTALES POBLARON MAZAGÓN CONCEPCIÓN GOROSTIZA
(LLEGADA DE LOS PRIMEROS VERANEANTES) Hace aproximadamente unas 600.000 lunas (50.000 años más o menos); Nurg estaba con su hija Perg un poco alejada de la costa entre los médanos, que, con cada ciclo lunar, se iban haciendo más grandes. Los vientos apelmazaban las arenas que cercaban las aguas, protegiéndoles de las inundaciones y facilitándoles la obtención de alimentos procedentes de las inmensas aguas que se perdían a la vista, lejos, lejísimos. Nadie, sabia qué se escondía detrás de aquella inmensidad acuática. Nurg estaba alerta porque la chamana del clan, Matrig, había visto en los rescoldos de la hoguera, que les calentaba por las noches frescas y húmedas de las marismas, que un peligro acechaba. En el clan se rumoreaba que un león solitario era el motivo, y lógicamente cuando salían de caza o pesca guardaban el máximo de precauciones. Nurg y Perg eran hoy las encargadas de recoger los peces que estaban entre la sal que se formaba cerca del campamento del clan de los cabellos rojos; no lejano estaba el de los cabellos oscuros; y Perg, que ya tenía edad de formar su propio clan, estaba destinada a Noho, el hijo del jefe del clan vecino. Formarían nueva familia y de esta forma reforzarían la convivencia y las estrategias de caza. Perg estaba contenta, Noho y ella se gustaban y deseaban que el ansiado día llegase. Aún faltaban cuatro lunas y Perg solía distraerse pensando en cómo se acicalaría ese día; quería estar deseable para el trascendental momento. Tendría que irse con los del cabello oscuro, era
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la costumbre, y estar a las órdenes del chamán del clan y de la madre anciana de Noho; pero no pensaba que viviera mucho más; muchas lunas llevaba encima de sus cansados huesos, y entonces Perg sería la matriarca de la familia. Además, Perg tenía muchas habilidades, sabía adornar y reproducir en las rocas los animales que veía, cómo eran abatidas por las lanzas de los cazadores; y en las noches de luna llena con cantos y alabanzas a la luminaria nocturna, al unísono todo el clan se embardunaba las palmas de las manos con barros coloreados y las apoyaban sobre las piedras más lisas. La vida iba transcurriendo apacible. Había suficiente comida y agua para los dos clanes; aproximadamente entre ambos no sumarían más de 90 bocas que alimentar. Las playas traían moluscos, mariscos y peces que caían fácilmente entre las trampas que hábilmente construía el habilidoso Anroo. Y por la foresta conseguían, ciervos, jabalíes, roedores… y muchos huevos procedentes de las aves que anidaban entre las marismas y copas de los árboles. (Nadie sospechaba que muchos miles de ciclos lunares después los autodenominados sapiens, les llamarían a ellos Neandertales. Extraño nombre para gentes tan sencillas como eran Nurg, Perg, Noho y los suyos. Y que sus terrenos de caza, pesca y habitación, iban