ADEPAMA El patrimonio minero de Mazarrón y su conservación como una responsabilidad de todos
P
ara entender la verdadera dimensión y relevancia del patrimonio podemos comenzar por la definición que hace la Unesco en sus “Indicadores de Cultura para el Desarrollo”, donde se nos dice que, en su más amplio sentido, “es a la vez un producto y un proceso que suministra a las sociedades un caudal de recursos que se heredan del pasado, se crean en el presente y se transmiten a las generaciones futuras para su beneficio”. Además, el patrimonio no sólo se entiende como una forma material, sino que también debe atender a sus manifestaciones inmateriales, extendiéndose su figura incluso al ámbito natural. En cualquier caso, y siguiendo con los planteamientos Unesco hablamos de unos recursos que constituyen una riqueza frágil y, precisamente por eso, requieren de políticas y modelos de desarrollo que preserven y respeten su diversidad y su singularidad, ya que una vez perdidos son irrecuperables.
78 | Mazarrón 2017 Fiestas Patronales
Nociones básicas para los que se preocupan e interesan por el patrimonio local, que deberíamos ser la inmensa mayoría de los mazarroneros porque, como hemos visto en los últimos años, los elementos que lo integran se han elevado a la categoría de recursos potencialmente importantes para quienes desean orientar sus economías hacia determinadas actividades de corte turístico y cultural. Ni que decir tiene que esta llamada de atención sobre el patrimonio le viene como anillo al dedo al legado material, histórico y minero del municipio. Ese mismo que, incomprensiblemente, permanece sumergido en el más cruel de los olvidos y la más absoluta de las desidias porque ha pasado casi medio siglo desde que las minas pararon y no se ha realizado ninguna actuación que sepamos, ni una sola, que físicamente haya repercutido en la conservación de todo ese legado, entendida sobre el grueso del Coto
Minero de San Cristóbal y Los Perules. Todo se ha reducido a actuaciones puntuales, caso de la actuación desde la esfera de lo privado sobre la mina “La Mazarronera” y siempre se han dado toques de atención sobre el expolio al que se veía sometido, al hilo de las noticias que se iban conociendo sobre la pérdida de elementos concretos. En ese sentido hemos de recordar que el primer impacto que se produce sobre las instalaciones y su conservación fue el desmantelamiento que las entidades explotadoras hicieron de éstas, mediante contratas y subcontratas, cuando las minas cerraron. Esa fue la primera actuación que condicionó el estado en que nos han llegado los edificios y demás elementos que encontramos en el Coto Minero. Un estado que, a partir de ese momento, fue viniendo a menos debido a las acciones furtivas que ha soportado durante décadas.