Argos 240

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48 EN PORTADA / Cirugía de tejidos blandos

Apófisis muscular Cartílago Aritenoides Epiglotis Cartílago Cricoides

Cartílago tiroides

Figura 4. Anatomía básica de la laringe en posición lateral.

caluroso, junto a control de peso y educación del propietario. Los antiinflamatorios pueden ser adecuados. A largo plazo este tratamiento dejará de ser efectivo y habrá que considerar el tratamiento quirúrgico. Si el perro es hipotiroideo se debería empezar su tratamiento de esta condición, aunque no ayude al control de la parálisis laríngea.

Tratamiento inicial Inicialmente habrá que tratar la dificultad respiratoria aguda, por lo que: • Habrá que ventilar al paciente mediante suplementación de oxígeno. • Reducir el edema laríngeo con el uso de esteroides de acción corta, como la dexametasona. • Minimizar el estrés mediante sedantes como la acepromazina.

• Se puede usar la buprenorfina o el butorfanol. • Si hay hipertermia se deberá aplicar algún sistema de enfriamiento disponible. • Si el paciente no mejora la dificultad respiratoria se debería considerar una traqueostomía temporal o una intubación. Si podemos, deberíamos evitar la traqueostomía, ya que se considera un factor de pronóstico negativo tras la cirugía (un 86 % de los pacientes pueden presentar complicaciones importantes relacionadas con el propio procedimiento).

Neumonía por aspiración Es la complicación más frecuente de los perros tratados quirúrgicamente y con tasas de hasta un 20 % en perros someti-

Figura 5. Paciente afectado por parálisis laríngea posicionado en recumbencia lateral derecha.

Figura 6. Área quirúrgica con ingurgitación de la yugular provocada por presión con un dedo.

Figura 7. Incisión en la piel paralela ventral a la yugular desde la parte trasera de la rama mandibular hasta el final de la laringe.

Figura 8. Se incide el músculo platisma y se disecan y separan dorsalmente el músculo esternocefálico y la vena yugular. El músculo esternohiohideo se separa ventralmente.

Figura 9. Se cauterizan todos los vasos sangrantes y se diseca hasta llegar a la laringe.

Figura 10. Se expone lo máximo posible el área quirúrgica mediante separadores tipo Gelpi.

Figura 11. Identificamos el borde dorsal del cartílago tiroides.

Figura 12. Incidimos este borde para acceder al músculo cricoaritenoideo dorsal. Podremos observar la cara lateral del cartílago tiroides.

Figura 13. Procederemos a colocar un punto de tracción en el borde dorsal del cartílago tiroideo y lo traccionaremos hacia lateral. Mediante esta retracción podremos acceder al músculo cricotiroideo.

Nº 240 • Julio/Agosto 2021


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