Nadie tiene el monopolio de la verdad
Ecos de Eco
Eco expone que una obra, que bien podría ser una obra arquitectónica, literaria, pictórica, escultórica etc., fue creada por un autor en su momento pero que, al ser interpretada por un lector o usuario, este establece una particular relación que lo convierte en co-autor de esa misma obra. Es decir que, con la lectura, el intérprete re escribe la obra convirtiéndose en partícipe y, cada vez que realiza una nueva lectura, ésta cambia, pues nunca la forma de pensar y de interpretar es la misma en dos lecturas distintas. Establece una relación entre significante, la obra, y sus múltiples, infinitos y polisémicos significados. Uno de los discursos más incendiarios o revolucionarios de Umberto Eco fue el cargado en el sentido de esa obra filosófica: Obra Abierta, que desde su título indica que las obras son un producto inicial de un autor,
pero posteriormente dejan de ser suyas y se abren a la autoría de los demás, los intérpretes que participan en su creación de forma totalmente independiente del autor original. Con esta idea, de alguna manera desvirtúa o degrada la posición del autor original puesto que posteriores co-autores pueden darle a la misma obra un valor incluso superior al que le pudo dar el autor en virtud de que pueden contar con la ventaja de conocer la posterior trayectoria de la obra y del autor mejor de lo que él mismo conoció. Este “desgarramiento” se produce en cuanto el autor pone punto final a su obra y esta adquiere autonomía, vida propia. Esta idea novedosa lanzada así con sólidos argumentos semióticos cayó como balde de agua fría en aquellos críticos de arte reconocidos por la academia pues perdían hegemonía en lo que concierne a la interpretación de la obra de arte. Además, se vieron afectadas todas las vacas sagradas de la hermenéutica científica y filosófica. Ellos se consideraban los únicos autorizados para interpretar, pero llega entonces Eco y afirma que cualquiera que interpreta asume automáticamente la posición de co-autor de la obra que percibe. Por supuesto, esos personajes no se rendirán fácilmente y contra atacarían a Eco. ¿Quién de ellos dice la verdad? Como afirmé anteriormente, nadie tiene el monopolio de la verdad. Ni la ciencia que constantemente se re define, ni la filosofía que también evoluciona.
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