¿Comprendes con facilidad?
Hasta aquí he presentado los elementos básicos para asegurar una buena comprensión. Este proceso puede parecer laborioso y lento, pero con un poco de práctica se va volviendo cada vez más automático, y el hábito de trabajo mental que se adquiere potencia cien por ciento tanto la comprensión como el recuerdo. Es difícil asimilar algo que no se ha comprendido, y más difícil aún recuperarlo y ap1icarlo de una manera racional en la práctica. Por tanto, esta primera etapa es la más fundamental de todas, la que requiere mayor atención, no escatimando el tiempo necesario para conseguir un nivel óptimo de comprensión.
Siete pasos clave para una buena comprensión
Conocer el contexto de la información que se recibe.
Conocer el significado de todas las palabras que intervienen en la información.
Hacer una representación mental de la información.
Trabajar Párrafo por Párrafo. Explicar con las propias palabras la idea del texto. Poner un ejemplo. Implicar el área emocional.
Saber escuchar Como se ha hecho referencia anteriormente, oír y saber escuchar son dos cosas muy distintas. Oír puede limitarse a una conducta pasiva, mientras que saber escuchar necesariamente está relacionado con una conducta activa. La importancia de saber escuchar es evidente, pues pasamos alrededor de 40% de nuestro tiempo escuchando información. Cuando se trata de escuchar con atención, se observa muy a menudo que la falta de contar con hábitos adecuados y la escasa utilización activa de las capacidades mentales, impiden comprender y retener bien la información recibida. El problema que representa el no saber escuchar tiene con frecuencia mucha trascendencia, tanto en las relaciones humanas (haciendo difícil llegar a acuerdos, impidiendo ejecutar bien las demandas, etc.) como en todas aquellas situaciones en que recibimos la información por el canal auditivo exclusivamente.
Causas del problema Las causas del problema tienen que ver en principio con la actitud mental desarrollada hacia el emisor de la información, o hacia la propia información. Esta actitud puede ser de apatía, de fingimiento o de atención. La atención, a su vez, se puede dividir en activa y pasiva.
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