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Haciendo fácil lo difícil
Un libro con subrayados fuertes resulta difícil de leer y a veces confuso. No es aconsejable, en ningún caso, usar bolígrafos, rotuladores o plumas, porque nos anulan la posibilidad de rectificar o corregir. Por ello, lo más conveniente es utilizar un lápiz bicolor (rojo y azul por ejemplo), usando el rojo para los conceptos clave y el azul para destacar aquellos conceptos que explican y aclaran los primeros. Conviene hacer las rayas finas y con punta de lápiz duro. Se debe seleccionar con cuidado aquello que se vaya a subrayar: sólo las palabras y frases esenciales. Hay que hacerlo de forma que, cuando más adelante se vuelva a repasarlas, se puedan leer simplemente las palabras subrayadas y comprender de inmediato las ideas, los detalles importantes y las definiciones. Tal como se ha dicho antes, no se debe subrayar en la primera lectura. Hay que esperar a que hayan sido contestadas algunas preguntas que discriminen las ideas principales de los detalles. No conviene subrayar mucho. En cada párrafo se suele encontrar una idea fundamental y otras complementarias de ella; pero cuando resulte valioso destacar un pasaje o párrafo, lo más adecuado es hacer una línea vertical en el margen exterior de la página. Como norma se sugiere lo siguiente: a más de cinco líneas hay que recurrir a la línea vertical en el margen. Hay que analizar párrafo por párrafo, para que no se pase por alto nada que sea esencial. No confiar en un libro que previamente haya sido subrayado; no se sabe qué criterios han sido utilizados. El subrayado debe ser algo muy personal. Por último, una extensión del concepto de subrayado son las notas marginales, que pueden ayudar a completar el significado de lo subrayado. Éstas deberán ser lo más breves posible. Después de haber realizado esta operación de análisis del texto, hay que pasar a sintetizarlo de forma estructurada. Como se ha dicho, el objetivo es presentar la información en las condiciones óptimas para que nuestra mente pueda asimilarla, ya que en nuestro entendimiento los conocimientos se organizan de una forma estructurada.
Un libro con subrayados fuertes resulta difícil de leer y a veces confuso. Se debe seleccionar con cuidados aquello que se vaya a subrayar. No se debe subrayar en la primera lectura. No conviene subrayar mucho. Hay que subrayar párrafo por párrafo. No confiar en un libro que previamente haya sido subrayado Hacer notas marginales.
La estructuración
Los esquemas mentales Son paquetes de información almacenados en la memoria sobre infinidad de temas respecto al mundo en que vivimos. Los esquemas están compuestos por unidades más simples que se integran en otras más complejas.
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