Haciendo fácil lo di fícil
La subvocalización limita también la velocidad de lectura al mismo nivel que la pronunciación. Muchos lectores niegan que se dé en ellos este defecto, pero cuando se enfrentan a un adiestramiento programado comprueban que subvocalizan. Éste es uno de los defectos que más cuesta desarraigar en la lectura. De todos modos, acostumbra a superarse cuando el lector pasa la barrera de las 300 ppm.
Los buenos lectores están quietos Mueven únicamente los ojos y mantienen relajados los demás músculos. Esto comienza por una postura adecuada que no provoca cansancio ni evidencia falta de interés. En los malos lectores se puede observar la contribución de muletas (como reseguir las líneas con algún instrumento), mueven los brazos, el cuello y la cabeza constantemente; así les resulta difícil acelerar su ritmo de lectura a causa de las limitaciones físicas que les imponen sus malos hábitos.
Comprueba tu situación actual Es importante que compruebes tu situación de partida, o sea, la velocidad a la que lees por término medio actualmente y cuál es tu capacidad de comprensión a esta velocidad. Lo podrás saber al realizar el siguiente ejercicio de lectura de la forma que te indico: Para comprobar la velocidad de lectura necesitas medir el tiempo que empleas en leer el texto. Basta un reloj con segundero. Toma nota del tiempo que necesitas y lo contrastas con la tabla que te adjunto más adelante y conocerás la velocidad de lectura en función del tiempo empleado expresado en palabras por minuto (ppm). Para comprobar la capacidad de compresión, sólo tienes que leer una vez el texto siguiente. Luego, sin volver a consultarlo, debes contestar unas preguntas que encontrarás al final de la lectura. De los aciertos que tengas en las respuestas se puede deducir aproximadamente la capacidad de comprensión.
Ya puedes poner en marcha el cronómetro y comenzar a leer: Aconteció en los días de Asuero, el Asuero que reinó desde la India hasta Etiopía sobre ciento veintisiete provincias, que en aquellos días, cuando fue afirmado el rey Asuero sobre el trono de su reino, el cual estaba en Susa capital del reino, en el tercer año de su reinado hizo banquete a todos sus príncipes y cortesanos, teniendo delante de él a los más poderosos de Persia y de Media, gobernadores y príncipes de provincias, para mostrar él las riquezas de la gloria de su reino, el brillo y la magnificencia de su poder, por muchos días, ciento ochenta días. Y cumplidos estos días, hizo el rey otro banquete por siete días en el patio del huerto del palacio real a todo el pueblo que había en Susa capital del reino, desde el mayor hasta el menor. 90