ANCESTROS Texto e imagenes: Ana Silvia Karacic En el Anochecer del Mundo Miles de años han pasado desde que desperté y me supe hija del aire. Lo que recuerdo de los otros seres vivientes, nunca podré olvidarlo porque el olvido a mi raza se le ha negado. Recuerdo la suavidad etérea del elfo, la humildad y realeza que el ave despliega en su paradoja, también la tristeza de aquellos que saben dolorosamente que el mundo les estaba siendo arrebatado por la ceguera de los hombres. Debieron ocultarse en las rocas, los bosques, las aguas y la niebla. Puedo recordar cielos eternos y montañas sin edad, los árboles que envejecen lentamente, tan lentamente que mi vida transcurría entre el brotar y caer de las hojas, ignorante del tiempo que mide el transcurrir de la vida.
ANTROPOLOGÍA y TRADICIONES POPULARES
Algunos sienten que existimos, pero que somos diferentes; otros, nos creen un sueño nostálgico de algo que ellos soñaron ser y no pudieron; y unos pocos sospechan que, lejos de la mirada curiosa de los humanos, nos escondemos para que no sepan que existimos, y así no vengan por nosotros. Nadie sabe que llegamos a este mundo antes, pero nunca tomamos posesión de él porque somos sus hijos. Pero ellos son diferentes, y piensan diferente. No se detienen a mirar las mariposas peregrinas, ni toman un instante para gozar del aroma de las flores en el atardecer, ni de la brisa. Sus ojos no retienen, como los nuestros, el brillo de estrellas muertas hace ya millones de años.
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