MAQUINARIA | SIEMBRA
Acá comienza a rendir su negocio LA CALIDAD DE IMPLANTACIÓN DE MAÍZ, SOJA Y GIRASOL ES CIERTAMENTE DECISIVA. LA UNIFORMIDAD EN LA DISTRIBUCIÓN DE LAS SEMILLAS ES LA CLAVE PARA QUE EL MATERIAL GENÉTICO EXPRESE TODO SU POTENCIAL EN CADA AMBIENTE. Por EZEQUIEL PEZZONI ESPECIAL PARA CHACRA | contenidos@revistachacra.com.ar
Equipos de siembra libres de mantenimiento, con múltiples configuraciones posibles y creciente precisión en la tarea de implantación de granos gruesos.
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si de uniformidad se habla, necesariamente hay que comenzar por el dosificador de la sembradora. En caso de que sea mecánico, es clave disponer de simiente bien calibrada y, en función del calibre, elegir la placa que asegure el paso de una y solo una semilla por alvéolo. No debe olvidar que también influye el ajuste del enrasador, ya que no debe quedar en contacto con la placa ni las semillas para no generarles desgaste ni daño mecánico. Muchas veces dicho daño se traduce en una simiente que no germinará y por lo tanto será una falla en la hilera (falta de una planta), lo que tendrá su efecto sobre el rendimiento a cosecha. Es algo que puede perfectamente evitarse.
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Para las máquinas con dosificador neumático, la calibración de semillas pasa a un segundo plano. En este caso será clave ajustar el nivel de depresión o sobrepresión, según corresponda, de modo que asegure la carga de semillas en los alvéolos; dicho nivel será muy diferente según se siembre maíz, soja o girasol, y a su vez habrá correcciones finas para cada condición. También se debe observar el ajuste del enrasador para evitar la doble carga y por tanto la duplicación de semillas, que derivará en dos plantas en un mismo sitio con menor rendimiento en grano. Una regulación muy cercana a la línea de alvéolos puede provocar descarga total y por ende fallas en la implantación.