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El nacimiento de Jesús (Giotto di Bondone, 1266-1437).
Y de repente vino a unirse al ángel una multitud del ejército del cielo, que se puso a alabar a Dios diciendo: “Gloria Dios en las alturas, y en la tierra paz entre hombres de buena voluntad”. ADORACIÓN DE LOS PASTORES
NACE EL SALVADOR DEL MUNDO
En aquel tiempo, apareció un edicto de César Augusto para que se hiciera el censo de toda la tierra. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirinio era gobernador de Siria. Y todos iban a hacerse empadronar, cada uno a su ciudad. Subió también José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Betlehem (Belén), porque él era de la casa y linaje de David, para hacerse inscribir con María su esposa, que estaba encinta. Ahora bien, mientras estaban allí, llegó para ella el tiempo de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito; y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la hostería. Había en aquel contorno unos pastores recostados al raso, que pasaban la noche custodiando su rebaño, y he aquí que un ángel del Señor se les apareció y la gloria del Señor los envolvió de luz, y los invadió un gran temor. Les dijo el ángel: “¡No temáis!, porque os anuncio una gran alegría que será para todo el pueblo: hoy os ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo Señor. Y esto os servirá de señal: hallaréis un niño envuelto en pañales, y acostado en un pesebre”.
Cuando los ángeles partieron, los pastores se dijeron unos a otros: “Vayamos, pues, a Belén y veamos este acontecimiento que el Señor nos ha hecho conocer”. Y fueron aprisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verle, hicieron conocer lo que les había sido dicho acerca de este niño. Y todos los que oyeron se maravillaron de las cosas que les referían los pastores. María retenía todas estas palabras en su corazón. Y los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto según les había sido anunciado. PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO
Habiéndose cumplido los ocho días para su circuncisión, le pusieron por nombre Jesús, el mismo que le fue dado por el ángel antes que fuese concebido en el seno. Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén a fin de presentarlo al Señor, según está escrito en la Ley de Moisés: “Todo varón primogénito será llamado santo para el Señor”, y para ofrecer en sacrificio, también según la Ley, un par de tórtolas o dos pichones. LA PROFECÍA DE SIMEÓN
Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que esperaba la liberación de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Ungido del Señor.