CONGRESO 34
MARGARITA RESTREPO DEFENSORA DE LA NIÑEZ La congresista Margarita María Restrepo Arango considera que Colombia está representada en la Cámara por su heterogeneidad en las costumbres de cada región y porque allí se materializa todo un país. Desde el Capitolio Nacional, la legisladora del Centro Democrático ha impulsado importantes iniciativas como el tamizaje neonatal y la protección a la niñez ante el reclutamiento forzado, en medio del conflicto armado. También ha defendido su posición provida contra el aborto y la eutanasia y su intención de promover las Unidades de Atención a la Primera Infancia (UAPI). Representante a la Cámara por Antioquia, Margarita María Restrepo Arango.
D
esde el Congreso de la República, la representante a la Cámara por Antioquia, Margarita Restrepo, ha sido abanderada de la creación de la Comisión Provida con la cual se busca defender el derecho de las personas a vivir desde el momento en que son concebidas hasta el día de su fallecimiento. “Todas las vidas son iguales: la del ciudadano, la del manifestante, la del militar, la del guerrillero, la del policía. Soy provida desde el vientre hasta siempre”, afirma la legisladora, quien se declara en contra de polémicas prácticas como la eutanasia y el aborto en Colombia.
Derecho a la vida Margarita Restrepo defiende apasionadamente su posición en contra el aborto y la eutanasia (intervención para poner fin a una vida sin perspectiva de cura), dos temas que generan controversia en la sociedad colombiana. No le cabe duda de que la vida se dignifica con pequeñas y, por supuesto, grandes acciones y que “cualquier cosa que hagas para agredir a otra persona es degradarte a ti mismo y a los demás”. Por eso afirma con vehemencia que no se puede dar fin a una vida si hay una luz de esperanza hacia la recuperación del paciente. Para la congresista, desde el punto de vista médico, el profesional hace
el juramento hipocrático a través del cual se compromete que bajo ninguna circunstancia va a hacer distinción alguna para luchar por la integridad del enfermo, ni por su raza, credo o condición social. “Ahora, estamos en grado de facilismo que hasta la vida humana es desechable. Tenemos una falencia en la autoestima, que nos estamos sintiendo tan insignificantes que es mejor que la persona se suicide o que la asesinen. Pienso que es mejor seguir investigando y poder avanzar científicamente para evitar la eutanasia, la solución no debe ser seguir matando a la gente. En los próximos 50 o 100 años veremos los resultados de los avances médicos”, asegura.