2.4 Tipología arquitectónica tradicional A cualquiera que vea ahora a Conocoto se le hará difícil imaginar que hasta no hace mucho tiempo, a solo tres cuadras del parque Central, en cualquier dirección ya empezaban las chacras, quintas y haciendas, y que desde esa distancia de tan solo tres o cuatro cuadras, las frases “ir al pueblo” y “bajar al pueblo” eran comunes en la conversación diaria. Al pueblo se iba por chaquiñanes y caminos empedrados, bordeando sembríos y pastizales cuyas cercas eran unos amontonamientos de tierra en los que crecían sigses (Cortaderia jubata), supirosas (Lantana rugulosa), mote casha (Duranta triacanta), moras (Rubus adenotrichos), uña de gato (Mimosa albida), cabuyos (Furcraea andina) o chilcas (Baccharis latifolia) y el alambre de púas estaba sostenido por lecheros (Euphorbia laurifolia). Era un Conocoto que vivía con limitaciones de agua potable, donde la “luz se iba a cada rato” y una llamada telefónica a Quito era considerada de larga distancia y se pagaba como tal. Sin negar el valor de las edificaciones de la Iglesia y de la Tenencia Política, veremos aquí solo las edificaciones cuya función principal es la vivienda, porque estas constituyen el grueso del inventario existente. Conocoto tiene delimitadas dos áreas históricas, de primero y segundo orden, además están registrados hitos y elementos emergentes.
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