Revista de la Archicofradía del Apóstol Santiago
Número 62 61
POR AMOR AL CAMINO Irene García-Inés La Maya Lab https://www.lamayalab.com/
M
e gustaría dar a conocer el plan Por amor al Camino, un compendio de 7 trabajos culturales proyectado para ayudar a mantener a flote la esencia del Camino de Santiago como una aventura espiritual de autoconocimiento y trascendencia, llevado a cabo por la artista y peregrina Irene García-Inés a través de La Maya Lab en colaboración con la Asociación de peregrinos Ave Fénix y su responsable Jesús Jato.
Para entender el contexto voy a explicar muy brevemente cómo nace La Maya Lab, que es el laboratorio cultural que creé hace casi 10 años en Venecia, y a qué se dedica. Cuando llego a Venecia en el 2011 para participar como artista en la Bienal de Arte me encuentro una contradicción muy llamativa entre la ciudad de Venecia, que es patrimonio de la Humanidad, como el Camino de Santiago, y los distintos fenómenos contemporáneos que le afectan, los cuales, debido a su mala gestión, están acabando con la esencia cultural de la ciudad y provocando que el turismo sea perjudicial tanto para el propio turismo como para la comunidad que habita allí. Según los expertos de la UNESCO en el 2050 no quedará nadie viviendo en Venecia. La otra gran contradicción que observo es que a la Bienal les resultan ajenos estos problemas, y que el público que financia el arte público de sus pabellones no siente una identificación a nivel colectivo con las obras que está sosteniendo no sólo visual sino también económica y emocionalmente. Se puede decir que ha habido una ruptura entre el arte popular, en la que la comunidad era productora, y el arte público actual, en el que la comunidad es sólo receptora, que provoca que ésta a menudo no se identifique con las obras. A raíz de estas problemáticas me planteo que la ciudad de Venecia debería tener un pabellón en el que reflexionar sobre dichas cuestiones a través del arte, y compro un viejo barco de madera, que es uno de los elementos que sufren estos avatares (se están demoliendo las barcas artesanales, patrimonio cultural fundamental de la cultura veneciana) para presentarnos en la Bienal y que Venecia pueda tener voz
propia, ya que la feria tiene un canal que la atraviesa. La comunidad local veneciana se implica en la restauración del velero para poder llevar esto a cabo, de forma que ya desde el principio se convierte en agente partícipe y activo del proyecto, y acabamos realizando una serie de intervenciones y exposiciones que alcanzan una gran repercusión, y que finalizan con una gran performance a bordo del barco en la que participan personas de perfiles muy distintos en su relación con la ciudad (arquitectos, urbanistas, turistas, padres de familia, guías de museos, conductores de vaporetto…) que expresan sus anhelos, deseos, sentimientos hacia la ciudad y lo que le está pasando, lo cual genera un gran debate vinculante que acaba teniendo un enorme impacto en Venecia. A raíz de esta experiencia me planteo convertir la Maya, el barco, en símbolo y sede de un laboratorio itinerante que viaje a otros lugares que están sufriendo las mismas problemáticas que Venecia, de forma que ayude a conservar la esencia cultural de los mismos. Venecia es un paradigma de lo que está pasando en el mundo actualmente y creo que falta un diálogo sobre estos fenómenos de la actualidad que están interviniendo en la vida de los lugares. Finalmente La Maya Lab se constituye como ese laboratorio de arte y debate que busca mantener viva la esencia ibérica y mediterránea gracias a que los artistas se integran como nuevos vecinos en las comunidades para trabajar con el resto de habitantes de forma que juntos regeneran y conservan las expresiones culturales o inmateriales de significado colectivo. A partir de entonces desarrollamos distintos proyectos en variadas localizaciones a las que nos vamos trasladando, hasta que realizo un último gran viaje: el Camino de Santiago. Lo había hecho la primera vez hace 20 años. Entre medias, en las distintas ocasiones que lo había vuelto a recorrer había detectado cambios, pero esta última vez noto un giro muy significativo y preocupante al observar que el Camino en ciertos sentidos está perdiendo algunas de sus mejores atribuciones. Una de las ideas que se me ocurren para que esa esencia del Camino no se pierda es escribir un libro que ayude a vivirlo como una aventura de autoconocimiento y trascendencia. 119